El primer Museo Cementerio de Lima
Está considerado como uno de los camposantos más interesantes del mundo, entre los cuales figuran el Centennial Park de Adelaide, el Pere Lachaise de París, el Highgate de Londres y el Cementerio General de Guayaquil.
No estamos refiriendo al cementerio 'Presbítero Maestro', que el pasado 31 de mayo cumplió 209 años de existencia (no podemos decir 'de vida', por obvias razones) y el 9 de junio se recordará su designación como Museo en 1999. El camposanto fue declarado Monumento Histórico el 28 de diciembre de 1972, e incorporado a la Red Andina de Valorización y Gestión de Cementerios Patrimoniales en el 2000.
El bicentenario cementerio es un lugar capaz de crear y alimentar leyendas y mitos urbanos, pero también un lugar de peregrinación, de meditación, de fe y oración, donde se conservan los restos de nuestros antepasados, hombres y mujeres que se encargaron de escribir la historia del Perú. Es decir, más que un camposanto es un testimonio viviente del pasado y presente de nuestra República.
Capilla Central y entierro a principios de 1900.
Sus calles y avenidas, como si de una ciudad se tratase, están pobladas por tumbas y mausoleos de 37 presidentes, literatos, poetas, médicos, militares, héroes de guerras y mujeres ilustres que marcaron la historia del Perú en los siglos XIX y XX. Todos ellos enterrados en 250 mil nichos, 766 y mausoleos (15 de ellos familiares) con 92 monumentos históricos de la más refinada arquitectura de los siglos XIX y XX.
En él hay obras del español Damián Campeny y de los franceses Louis Ernet Barrias, Émile Robert y Antonin Mercie (estos dos últimos trabajaron en la Cripta de los Héroes). Se puede observar, además, el talento de los italianos Ulderico Tenderini, Giovanni Battista Cevasco, Pietro Costa y Rinaldo Rinaldi, todos muy reconocidos en el medio artístico de su época.
Así mismo, es posible apreciar trabajos de destacados escultores peruanos de mediados del siglo XX, como el monumento fúnebre a Sánchez Cerro, de Romano Espinoza; las esculturas de bronce del mausoleo de Óscar R. Benavides, de Luis Agurto; el mausoleo de Eloy G. Ureta, de Artemio Ocaña; el ángel del monumento fúnebre a Francisco Graña, de Aldo Rossi; y el mausoleo del Pastor Fry, de Eduardo Gastelú.
Cinco expresidentes reposan en la Cripta de los Héroes: Lizardo Montero, Miguel Iglesias, Remigio Morales Bermúdez, Justiniano Borgoño y Andrés Avelino Cáceres.
En 800 tumbas reposan los restos de expresidentes como José de la Riva Agüero, Manuel Pardo y Lavalle, Augusto B. Leguía, Nicolás de Piérola, Luis Miguel Sánchez Cerro, y otros; literatos y poetas como Ricardo Palma, Abraham Valdelomar y José Santos Chocano; políticos como José Carlos Mariátegui y Manuel González Prada. Nombrar a cada uno de ellos sería la de nunca acabar.
También están los restos del expresidente de Bolivia Mariano Melgarejo (Pta. 4, cuartel San Eloy, Nicho 17A), que fuera asesinado en Lima por el coronel boliviano José Aurelio Sánchez, en la calle Gallinacitos (tercera cuadra del jirón Lino Cornejo).
En la puerta 5, a poca distancia uno del otro, se encuentran dos leyendas del deporte: Alejandro 'Manguera' Villanueva (cuartel Santa Aurelia, nicho 101C) y José Coronado Solano, el popular 'Bom Bom' Coronado (cuartel San Abelardo, nicho 28 C). El primero fue un jugador pícaro y elegante, inventor de la 'chalaca', en 1930 denominado como el máximo exponente del fútbol criollo. El segundo, fue un dedicado boxeador chinchano que llegó a ser tres veces campeón sudamericano
Recorrer el cementerio para encontrarlos es todo un placer, sea de día o de noche, en los tours que organiza la Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana.
Vista nocturna del cementerio. Mausoleo.
Larga historia
El Presbítero Maestro fue inaugurado por el virrey Fernando de Abascal (1806-1816), ilustrado en aspectos sanitarios y culturales, el 31 de mayo de 1808, y fue concebido por Matías Maestro, arquitecto, escultor y pintor, quien imaginó, diseñó e hizo realidad, siguiendo la tendencia de la época.
Se trató, en realidad de una necesidad de salud pública, una forma de higienizar la ciudad capital, pues hasta entonces se enterraba a los muertos en corralones o camposantos que tenían los hospitales o en los atrios o bóvedas de las iglesias.
Pese a la oposición de la población se convirtió en uno de los espacios más hermosos de la antigua ciudad de Lima.
El proyecto contó con el apoyo del protomédico Hipólito Unanue, quien desde el Mercurio Peruano fue sensibilizando a la opinión pública en relación con el peligro que representaba la inhumación en las criptas de las iglesias, por las miasmas malsanas que ocasionaba la corrupción de los cuerpos.
La inauguración de este camposanto estuvo marcada por una anécdota, algo macabra tal vez, pero anécdota al fin y al cabo.
Cripta de los Héroes. Vista interior.
Según el historiador José Bocanegra, "el primer entierro que iba a llevarse a cabo en el Presbítero Maestro debía ser el del arzobispo español Juan Domingo González de la Reguera. Un día antes, mientras realizaba los trabajos finales para la inauguración, un pintor llamado Francisco Acosta tuvo un accidente y murió en el cementerio. Él debió ser enterrado ahí, pero las autoridades decidieron esconder el cuerpo hasta que se enterrara el del Arzobispo. Una vez realizado el primer sepelio, ya se pudo dar cristiana sepultura a Acosta".
Otra anécdota: en la madrugada del domingo 4 de noviembre de 1917, José Carlos Mariátegui junto a otras personas provocaron un escándalo, cuando llevaron a la bailarina rusa Norka Rouskaya, quien bailó semidesnuda en la avenida principal entre velas y violines la Marcha fúnebre de Frédéric Chopin.
A partir de entonces se decía: "Ya ni en la paz de los sepulcros creo".
¿Pensarán lo mismo sus actuales ocupantes?
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