domingo, 16 de julio de 2017

Sinlogismos de Sofocleto

Prodigio de ingenio, Luis Felipe Ángell de Lama, más conocido por su seudónimo 'Sofocleto', fue un escritor, periodista, comentarista deportivo y político, humorista gráfico y poeta. Nació en el mpuerto de Paita el 12 de abril de 1926. Estudió en las universidades de San Marcos y Católica del Perú, en Coimbra y en la Sorbona de París, lo que le permitió dominar el inglés, portugués, francés e italiano, además de conocer latín y ruso. Empezó a escribir en el diario El Comercio, y después en Correo, Ojo, Expreso, La República, La Mañana y en Readers Digest y en innumerables publicaciones internacionales. Fundó el diario humorístico Don Sofo, que redactada él solo e incluía un 'Peditorial' con estilo burlón y lleno de ingenio, desde el cual destapaba irregularidades de los gobiernos y de los personajes de turno. Estos le temían porque el apodo que les ponía era grabado por todo el mundo. (Clásicos son los apodos Tucán, Grandázuri, Architecto, Caballo Loco, Lechuzón, y muchos más.) Escribió más de 12 mil 'Sofonetos', 2,538 décimas y 50 mil sinlogismos. Antes de fallecer, el 18 de marzo de 2004, estaba reeditando 27 tomos de los 162 volúmenes que comprenden sus obras completas.

Aquí una muestra de su genialidad:   

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Todas las madres políticas están en la oposición.

Hablando de política, las mujeres pertenecen al partido conversador.

El amor llega como champán y se va como vino.

La Luna es un cuerpo celeste de color blanco.

El verbo lavar no se conjuga, se enjuaga.

El que trabaja de balde es un idiota al cubo.

Eva fue la primera mujer que vivió a costillas del hombre.

La calumnia es una verdad dicha por nuestros enemigos.

Nada sale tan caro como un enemigo gratuito.

Hay gentes que piensan como uno, pero hay otras que piensan como dos.

¡Cuidado con el café! Puede estar cargado.

No hay que hablar del cementerio. Es un lugar común.

¿Qué hace la X en nuestro alfabeto? ¡Es una incógnita!

No es que los argentinos bailen tango. Es que no saben dónde llevarse a la pareja.

Nunca subo a una balanza porque sé que me va a pesar.

La bofetada es un aplauso unilateral.

El embarazo es la concepción que confirma la regla.

El pesimista auténtico cree que además, él ve las cosas por el lado bueno.
Nunca subo a una balanza porque sé que me va a pesar.

Los avaros se mueren sin dar el último suspiro.
No es que los argentinos bailen tango. Es que no saben dónde llevarse
a la pareja.
La unanimidad es la opinión del que manda.
Para los verdugos, el trabajo es la muerte.
El piropo es un equilibrio entre la oferta y la demanda.
No hay guerra civil; todas las guerras son inciviles.
El suicida se mata porque no confía en su médico.
Lo peor del farsante es que es auténtico.
El Decreto es un capricho oficial.
Los presos políticos son el símbolo de la libertad.
¿Cómo harán para vivir los muertos de hambre?
Los carteros sufren de carteroesclerosis.
El verdadero drama del teatro es la falta de público.
El embarazo es la concepción que confirma la regla.
Los prólogos en general no explican nada.
Solo dan explicaciones los que no tienen razón.
Aclamar es aplaudir con la garganta.
¿De qué se reirán los esqueletos?
La advertencia consiste en amenazar por las buenas.
En Sodoma y en Gomorra inventaron las relaciones públicas.
La bofetada es un aplauso unilateral.
En política siempre existe el peligro de pertenecer a las mayorías.
Los escultores siguen viviendo en la Edad de Piedra.
El Dogmatismo es el Renacimiento de la Oscuridad.
Me gustan los reincidentes porque no cambian de idea.
Los notarios no creen en las Sagradas Escrituras.
¡Es terrible ver cómo se achican los que se van!

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