El 28 de julio de 1821 el general José de San Martín proclamó la independencia del Perú, y a pesar de los 196 años transcurridos, aún se mantienen algunos errores e ignoran ciertos detalles de ese revolucionario pasaje de nuestra historia.
Empecemos por el principio. La proclamación se desarrolló en cuatro plazas diferentes, con los mismos personajes centrales, la misma pompa, la misma emoción y las mismas palabras… Varios historiadores sostienen, erróneamente, que así se hizo para hacer participar a todos los vecinos de Lima en tan trascendental acontecimiento.
Proclamación de la Independencia en la Plaza Mayor.
En verdad, la proclamación (no la jura) de la independencia se desarrolló en la Plaza Mayor y en las plazuelas de La Merced, Santa Ana y de la Inquisición porque esos mismos lugares fueron escenario de la proclamación de Felipe V, el 23 de septiembre de 1701 y, trece años antes, de la proclamación del rey Fernando VII; dos acontecimientos significativos e importantes verificados en la época colonial.
En una comunicación dirigida al cabildo de Lima el 18 de julio de 1821, San Martín dispuso efectuar la proclamación de la independencia "en todos los lugares públicos en que en otros tiempos se os anunciaba la continuación de vuestras tristes y pesadas cadenas". Se trataba, pues, de rechazar la dominación española en los mismos escenarios donde otrora se había proclamado la sumisión al reino español.
Es más, el ceremonial fue idéntico, si no igual, al desarrollado en esas oportunidades, incluyendo el paseo de la autoridades alrededor de la Plaza Mayor antes de dirigirse al estrado principal; desplazamiento de una plaza a otra; confección del Estandarte de la Libertad y su conducción por una persona de méritos, en reemplazo del Pendón del Rey y del Alférez Real que lo portaba; acuñación y arrojo a los asistentes de medallas conmemorativas, y otros detalles. Además, se repitieron las disposiciones sobre iluminación de la ciudad durante tres noches y arreglo de las casas durante tres días; repique de las campanas de las iglesias, etcétera. Lo único que cambió fue la identidad de las figuras principales.
A decir verdad, no todas las personalidades obligadas a participar en las cuatro ceremonias estuvieron presentes. Se lo impidió la requisa de sus cabalgaduras dispuesta por el virrey antes de abandonar su cargo. Tal ocurrió con los miembros del Colegio de Abogados, quienes tuvieron que nombrar sendas comisiones que esperaron al pie de cada tabladillo el inicio de las respectivas proclamaciones.
Lima a principios de 1800 (Rugendas). Casa del Ayuntamiento.
Otro asunto que causó confusión a historiadores como Carlos Miró Quesada Laos y a varios autores de textos escolares es el referente al lugar de la proclamación. Los precitados dicen que la ceremonia se desarrolló en uno los balcones del Ayuntamiento, lugar que hoy ocupa la Municipalidad de Lima, entonces sede del cabildo.
Lo cierto es que el histórico acto se verificó en un tabladillo levantado en medio de la Plaza Mayor, delante del callejón de Petateros (hoy pasaje Olaya), con frente a la Casa de Gobierno "y a distancia suficiente de la pila central, que permitiera rodearlo la tropa que debía montar la guardia mientras se verificaba el acto de proclamación".
La confusión se originó cuando, después de las cuatro ceremonias de proclamación, y una vez retornada las principales autoridades a Palacio de Gobierno, los miembros del cabildo se dirigieron al local del Ayuntamiento y subieron al balcón del segundo piso.
En la parte central de esa galería, en un compartimiento preparado exprofeso, el portador oficial del Estandarte, Conde de la Vega del Ren, se lo entregó al Alcalde de Primer Voto, Isidro de Cortázar y Abarca, Conde de San Isidro, quien lo colocó en un aparato desde donde era visto por la multitud que llenaba la Plaza. En ese lugar, el Estandarte permaneció toda la tarde.
Tal exposición, que se hacía con el Pendón Real, se realizó con el de la Patria. La tradición oral de que la insignia patria se expuso desde el balcón del Ayuntamiento, sin explicar las circunstancias y omitiendo detalles, dio pábulo para que historiadores y artistas, respectivamente, escribieran y grabaran en pintura, que la proclamación se hizo en la galería del Ayuntamiento. El error persiste y debe ser corregido de los textos escolares.
Celebración de la independencia en la Plaza Mayor.
Finalmente, cabe recordar también que el Juramento (o Jura) de la Independencia se efectuó el domingo 29 de julio, después de la Misa de Acción de Gracias (Te Deum) oficiada en la Catedral y en diferentes corporaciones.
Así, en la Sala Capitular del Ayuntamiento, el alcalde, regidores, procuradores y funcionarios municipales juraron ante Dios y la Patria mantener y defender "con su opinión, persona y propiedades" la independencia del Perú "del gobierno español y de cualquier otra nación extranjera".
Simultáneamente, se desarrollaron sendas ceremonias en las sedes de organismos de la administración pública; en la sala capitular y en la sacristía de la Catedral de Lima, donde juraron el Cabildo Metropolitano y los párrocos y capellanes, respectivamente; en la capilla de la Universidad de San Marcos y en el Colegio de Abogados, entre otros.
El pueblo de Lima juró defender la independencia recién el 13 de agosto en la casa de los comisarios de cada uno de los 41 barrios en que estaba dividida la capital.
A partir de allí, Lima y, por extensión, el Perú todo quedó comprometido a mantenerse libre e independiente por la voluntad de su pueblo y por la justicia de su causa que Dios defiende. In sæcula sæculorum.Publicado en el diario oficial El Peruano el domingo 23.07.17
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