El monumento que se inauguró solo
Mateo Paz Soldán fue un sabio investigador y geógrafo arequipeño que vivió por mucho tiempo en el Callao y fue socio de la Sociedad Geográfica del Perú. En su honor, el 20 de noviembre de 1925 el Congreso de la República mandó construir un monumento en la avenida 28 de julio, frente al ex-Ministerio de Transportes (hoy Museo Metropolitano).
Sin embargo, transcurrió el tiempo, el presidente Leguía –que impulsó la obra y debió inaugurarla- fue derrocado, y el monumento permaneció cubierto por una lona. Hasta que un día, nadie sabe bajo qué circunstancias, la lona 'voló' y dejó al descubierto la obra de los escultores Manuel Piqueras Cotoli e Ismael Pozo Velit.
El monumento jamás ha recibido una flor y muchos se preguntan quién es el personaje del monumento. La razón es muy sencilla: la placa con su nombre está colocada en la parte posterior y no puede ser vista por quienes pasan y repasan frente a él.
Presidente sin sillón
Antiguo y actual monumento de Manuel Candamo.
Manuel Candamo, presidente de la República que estuvo en el poder solo siete meses, tuvo un monumento, inaugurado en 1912 por el entonces presidente Leguía, obra del francés Libero Valente, quien lo esculpió de pie ante el sillón de Pizarro.
Una noche de mayo de 1913 un cartucho de dinamita colocado debajo de la escultura estalló e hizo volar en mil pedazos la escultura del personaje. No obstante, el sillón de mármol quedó intacto.
En 1926 el mismo Leguía reinauguró otro monumento a Candamo en el parque Neptuno (hoy Parque de los Museos), esta vez fue hecho por el joven escultor peruano Artemio Ocaña Bejarano, quien puso el pedestal original de escultor Francés pero esta vez de manera modesta (o por olvido) evitó colocar el sillón de Pizarro.
La llama de San Martín
Monumento a San Martín con su llama de yapa.
El monumento al general José de San Martín en la plaza que lleva su nombre fue inaugurado el 29 de julio de 1921 con motivo del primer centenario de nuestra independencia. La obra fue realizada por el español Mariano Benlliure, escultor con experiencia y trayectoria.
Benlliure no regateó ornamentos para demostrar la peruanidad de la obra. Incluyó dos bellos desnudos femeninos de larguísima melena que representan a la gloria y a la fama. La historia conocida es que se le sugirió colocar sobre una ellas una llama votiva, como símbolo de la libertad. Parece que el artista no entendió bien y colocó a uno de nuestros emblemáticos auquénidos.
El barco y las botas de Miguel Grau
Monumento a Grau: adiós a la física y botas jamás usadas.
El monumento a nuestro máximo héroe de la Guerra del Pacífico, Miguel Grau Seminario, se erige en la plaza de su mismo nombre, fue esculpido por el español Victorio Macho Rosas e inaugurado el 28 de octubre de 1946.
Lástima que nuestro Gran Almirante esté mirando hacia Palacio de Gobierno (al norte) y no hacia el mar (al oeste), como debiera ser.
Lo curioso es que en la parte posterior del monumento existe una placa conmemorativa del Combate de Angamos, en la cual se muestra al monitor 'Huáscar' navegando de izquierda a derecha y el humo que sale por su chimenea va en el mismo sentido. Todo un atentado contra los principios de la física.
Una más: a nuestro héroe se le muestra con botas o escarpines, jamás usados por nuestra Armada Peruana. ¿Qué pasó, qué pisó?
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