La nomenclatura urbana del centro histórico de Lima fue el proceso realizado en el siglo XIX mediante el cual el cabildo dispuso cambiar el sistema de nombres de las calles que formaban la ciudad. Pero, ¿por qué y cómo se decidió la actual nomenclatura de nuestra tres veces coronada villa? La respuesta no las dan los poetas e historiadores Juan Bromley ('Las viejas calles de Lima') y José Gálvez ('Calles de Lima y meses del año'), entre otros.
Desde la fundación de Lima, las calles no tenían una nomenclatura oficial y las casas carecían de una numeración que las identificara. Las vías fueron bautizándose de acuerdo con los habitantes de cada calle, al giro de los negocios que se establecían en ella o a la iglesia que la ocupaba; las casas se distinguían por sus rasgos y escudos de armas que se dibujaban en su portada. Las más conocidas ni siquiera necesitaban de dirección.
La relación de calles más antigua data de 1613 cuando el virrey Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros, ordenó al escribano Miguel de Contreras que realizara un padrón con los nombres de los indios que habitaban la ciudad, sus oficios, casa, edad, estado civil, pueblos de los que provenían y personas a las que estaban sujetos.
Antiguo Jirón de la Unión y plano de Lima Cercado en 1750.
Contreras recorrió la ciudad casa por casa. Su labor quedó escrita en un documento inédito que se halla en un archivo español y del que sacó una copia Félix Cipriano Coronel Zegarra y que permanece en la Biblioteca Nacional. En el manuscrito se citan las calles de la ciudad, señalando sus nombres propios o las referencias por las que se reconocían (como los vecinos que vivían en ella o los edificios públicos que acogía).
En 1789 se redactó una segunda relación de calles en cumplimiento de la orden del visitador Jorge de Escobedo y Alarcón, quien dispuso dividir la ciudad en cuarteles y barrios y el trazado de un plano.
En 1857 Manuel Atanasio Fuentes, 'El Murciélago', presentó al Cabildo de Lima un proyecto de cambio de nomenclatura de las calles, para suprimir las designaciones tradicionales de cada cuadra y reemplazarlas por un sistema en el que se daría el mismo nombre a cada vía o serie continuada de cuadras.
La propuesta incluía enumerar la puerta de cada edificio, diferenciándolos entre pares e impares a cada lado de la calle. Es que la cantidad de calles y callejones en la ciudad hacía imposible retener los nombres de todas, además de que algunos nombres eran considerados, a mediados del s. XIX, inadecuados. Esta primera propuesta fue desestimada por el Cabildo.
En 1860, Mariano Bolognesi Cervantes, hermano de Francisco, el héroe de Arica, presentó otra propuesta similar. La de Fuentes sugería que los nuevos nombres sean de personajes o hechos históricos, y la nueva proponía los nombres de los departamentos y provincias del Perú. La propuesta se pospuso para el siguiente año debido al cambio de autoridades.
Fuentes y Bolognesi presentaron las propuestas ya que muchos pobladores no estaban conformes con los nombres que tenían sus calles (Siete jeringas, Yaparió, Los pericotes). Sin embargo, también hubo muchos pobladores que se opusieron al cambio, entre ellos Ricardo Palma y José Antonio de Lavalle
En 1862 se aprobó definitivamente el cambio en la nomenclatura señalando que las calles continuas se denominarían jirones y tendrían nombres de los departamentos. Los jirones que se orientaban de oeste a este (paralelos al río Rímac) llevarían el nombre de un departamento y los que corrían de norte a sur el de una provincia. Como el número de jirones paralelos al río excedía el de departamentos, en los jirones sobrante se utilizó los nombres de los principales ríos del país. Pero como el número de los jirones perpendiculares al río era menor al de provincias hubo bastantes nombres que no se utilizaron.
Jirones Miró Quesada (antes Ayacucho), Camaná y Conde de Superunda (antes Lima).
La distribución de los nombres se realizó de forma similar a la ubicación de la provincia o departamento en el territorio peruano, por lo que todo jirón con nombre de provincia tocaría en algún punto con el departamento al que pertenecía. En ese sentido, se dispuso separar un jirón de sentido N-S y señalarlo como principal que serviría como el eje divisorio del plano de la ciudad ya que, en su recorrido, uniría todos los jirones con los nombres de las circunscripciones del país. Ese jirón se denominó 'Jirón de la Unión' y correspondió a la vía ubicada próxima al punto central de la extensión urbana ya que era en esos años la vía principal de la ciudad, llena de comercios y servicios. Este jirón, al ser el eje de la ciudad, generaba un cambio de nombre en la vía. Así, los jirones que iban de oeste a este tenían dos nombres y dos numeraciones independientes, uno en su recorrido desde el jirón de la Unión hacia el oeste y otro hacia el este.
Se estableció finalmente una distinción de jirones también en las placas que se colocaban en las calles. Los jirones que iban de norte a sur llevarían inscritas sus nominaciones en planchas de color amarillo; los que iban de este a oeste en planchas de color azul, con letras blancas; y los que corrían hacia occidente letras de color amarillo.
En 1866 finalizó el proceso de cambio integral de la nomenclatura urbana de la ciudad. En total, contando las calles del cercado de Lima y del barrio de Abajo el puente (hoy distrito del Rímac) se renombraron 89 jirones, que era el total de calles existentes entonces. Al efectuar el cambio de denominación no se cumplieron plenamente los principios establecidos para distinguir por una parte departamentos y ríos; y por otra, las provincias.
Posteriormente, se cambiaron algunos nombres, caso de los jirones Arequipa (hoy Emancipación), Ayacucho (hoy Miró Quesada) y Lima (hoy Conde de Superunda), y otros.
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