Basura al por mayor
A la televisión peruana solo le falta que, a través de la pantalla, despida ese olor nauseabundo que emana de los basurales en la periferia de Lima. Lo decimos con todas sus letras porque no otra cosa puede pensarse de la forma como transmitieron los informes policiales sobre las circunstancias que enmarcaron el asesinato del colega José Yactayo. Los encargados de la trasmisión se regodeaban narrando, imágenes incluidas, hasta el último detalle de la forma como actuó su victimario, antes y después su muerte. Una excelente lección para quienes deseen hacer lo mismo a fin de aparecer en la televisión y hacerse famosos. Una forma de extender la estupidez humana que aflora en vastos sectores de nuestra sociedad. Y después ponen el grito en el cielo cuando nos referimos a esos medios como 'televisión basura'. A quien habría que pedirle disculpas sería a la basura, por ofenderla de esta forma. Nuestra TV es más que eso, es escatófila.
¿Hasta cuándo?
Los directores de esos programas, de los cuales dudamos que sean periodistas, estarían frotándose las manos con fruición pensando en los altos ratings que obtendrían entre la audiencia. El Canal N, que se jactaba de ser uno de los serios de la tele, dedicó casi una hora de su programación para transmitir, en directo e in extenso, la conferencia de prensa que ofreció un jefe de la Policía Nacional sobre la forma como el asesino habría cometido un acto de necrofilia con el cadáver de Yactayo, y como lo descuartizó. Y lo repitió hasta el cansancio. ¿Es esa la forma de informar, educar y entretener que, se dice, son las funciones de esos medios? Francamente, daba asco. ¿Y nuestras autoridades educativas… y la Ley de Radio y Televisión? Bien, gracias.
¿Libertad para esto?
Bien sabemos que nuestras autoridades no se atreven a poner coto a ese tipo de transmisiones que son percibidas por televidentes de todas las edades y de toda condición social y cultural, porque de inmediato serían acusados de atentar contra la libertad de expresión y de intentar amordazar al periodismo. ¿Por quiénes? Por los propietarios de esos medios, que de inmediato acudirían a la SIP y a cuanta organización internacional exista -integrada por ellos mismos- para pedirles su respaldo. Es tiempo que nuestras autoridades se desaoven, de una buena vez, en defensa de la sociedad. Para eso están, ¿ no?
Pura estupidez
Ni qué decir de la transmisión hasta el hartazgo del video que muestra cómo fue violada una joven en una discoteca de Santa Anita… De las transmisiones 'en vivo y en directo' de cómo se divertía la juventud (¿'divino tesoro'?) en las playas al sur de Lima en los días de Semana Santa, a la que se referían como la 'semana tranca'… Muchachitas mostrando su embriaguez, en poses provocativas (¿"en vitrina", como dijo una vez el cardenal Cipriani, que no es santo de nuestra devoción, pero creemos que esa vez sí la achuntó?) Y orgullosas del estado en que se encontraban, con muchachos también embriagados, dispuestos a cometer cualquier exabrupto. Ellos podrían después ser librados de cualquier exceso, golpes incluidos, porque para nuestros jueces su borrachera sería un atenuante de su culpabilidad.
Hagamos ¡clic!
Sabemos que estamos arando en el desierto, porque la cosa seguirá igual. Por ello nos abstenemos -por ahora- de referirnos a otros programas mañaneros y nocturnos, a cuál más asqueroso. Hasta que reviente el chupo, la sociedad reacciones y grite: ¡Basta ya! O que venga alguien con uniforme, se haga del poder y ponga a todos los medios en su sitio. Lo decimos, no porque lo deseemos, sino porque hemos comprobado, históricamente, que solo en esos casos los propietarios de los medios se atreven a cumplir con la ley… En democracia, abusan de la libertad de expresión de que gozamos, y todavía quieren más. ¿Para esto? Gracias a Dios, para una gran mayoría todavía existe un control remoto que le permite hacer ¡clic! Y cambiar de canal… o apagarlo, mejor… en defensa de nuestra salud mental.
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