Grafitos

GRAFITOS V

 

EPIGRAMÁTICOS

 

 

El sepulcro de un ladrón

y los de cinco abogados:

diga usted si por estados

se hace aquí la inhumación.

 

O

 

La mitad de la ciencia

de famosos doctores

era un tiempo la mula,

hoy es el automóvil.

 

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Tú que nombras curador

de tus hijas a un amigo,

nómbrale padre: te digo

que harías mucho mejor.

 

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Mal conocemos al hombre

porque nunca deslindamos

dónde termina el imbécil

y dónde empieza el malvado.

 

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Carroza tuvo ayer Mirones,

y ya no guarda ni calzones:

Garduña siempre anduvo en cueros

y hoy gasta un coche muy flamante

con dos magníficos overos.

Y a nadie asombre lo pasado,

que fue Mirones litigante

y fue Garduña su abogado.

 

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En la lucha con el vientre

no sale bien el amor:

denle un cólico a Romeo,

y bajará del balcón

antes de haber concluido

de cantar el ruiseñor.

 

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- ¿Por qué el avaro Tomás

se consagra a la virtud?

- Porque el vicio cuesta más.

 

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- Con tal liberalismo

anda bobo don Onofre.

¡Lo que dice! ¡Lo que piensa!

quemaría todo el Orbe.

- ¿Bah! Conozco yo remedios

para tan fuertes calores:

adminístrale un destino

que produzca buenos soles

o propínale una vieja

confitada en una dote.

 

 

 

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HOMBRES Y LIBROS

 

Comte

 

Contienen sus obras

adversoscapítulos:

los unos de un sabio,

los otros de un místico.

 

-X-

 

Cuvier

 

Singular naturalista,

que lleva un cura tras él,

pero nunca está en pugna

con el libro de Moisés.

 

-X-

 

D'Annunzio

 

Egolátrico poeta,

plebeyesco superhombre,

tras la annunziana careta,

deja ver el burdo nombre:

Gaetano Raspagnetta.

 

 

-X-

 

Daudet (Alphonse)

 

Un pálido de sal ática,

y su guiño a la Gramática.

 

-X-

 

Diderot

 

Siempre entusiasta, bueno generoso

y listo a combatir el buen combate,

nunca depone la inflamada pluma

ni agota nunca el varonil coraje.

En su glorioso, calumniado siglo

imagen es del caballero andante

que vela sin descanso y que dormita

con el escudo, el casco y el alfanje.

 

-X-

 

Drumont (Edouard)

 

En su pluma y su tintero,

en su bota y su bolsillo,

en su plato y su cuchara,

en todo, encuentra un judío.

No se acuesta sin comerse

su ración de circunciso;

y al encontrar un hebreo,

circuncida a su vecino.

 

 

 

Manuel González Prada