viernes, 14 de abril de 2017

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'El Niño': costos y beneficios

 Los daños ocasionados en esta oportunidad por el 'Niño costero', como los originados por el Fenómeno de 'El Niño' (FEN) en años anteriores pueden resultar incalculables. Pero eventos de esa naturaleza también tienen algunos efectos y consecuencias positivas, como veremos a continuación.

 El panorama posterior a la ocurrencia de un FEN es desolador. En todos los casos se presentan campos de cultivo inundados, sistema hidráulico agrario colapsado, ganado perdido, plagas de insectos y roedores, ciudades anegadas y una población que migra según el grado de destrucción padecido y cuantiosos daños económicos.

Los daños estimados en el bienio 1982-1983 superaron los mil millones de dólares en pérdidas, y afectó a 16 departamentos.

Las adversas condiciones climatológicas se prolongaron por casi un año, desde agosto-septiembre de 1982 hasta mayo de 1983.

El FEN del bienio 1997-1998 ocasionó 120 mil damnificados en Piura; las exportaciones pesqueras tuvieron un registro negativo que llegó a un 75 %; 30 centrales hidroeléctricas resultaron dañadas, entre ellas la de Aricota en Tacna, y la de Machu Picchu; y los daños económicos superaron los 1,200 millones de dólares.

En esa oportunidad, el evento previsto para 1998 estuvo precedido por una elevada temperatura durante todo el año anterior.

Aparte de lo anotado, es de recordar los problemas de índole judicial que surgían después de las lluvias, debido a que las extensas áreas inundadas, los linderos que fijaban los límites de las propiedades (árboles, tapiales o mojones) quedaron destruidas y provocaban litigios entre los agricultores para demarcar nuevamente sus tierras afectadas.

Los efectos destructivos se extendieron a diversos sectores económicos: la industria manufacturera perdió su infraestructura; la producción textil se vio mellada y tardó tiempo en su reconstrucción; y lo mismo ocurrió con las fábricas de jabón ubicadas en Piura y Lambayeque.

Los efectos negativos también se observaron en la minería y la industria.

En la minería, las sequías que anteceden o aparecen después del evento provocan déficits hídricos en los depósitos hídricos de la cordillera, generando cierto desabastecimiento energético. Tal ocurrió en el caso de la extendida sequía en 1956, que antecedió al FEN de 1957.

Tras los embates del FEN en 1997-98, el 'invierno caliente' afectó al sector textil ya que impidió la venta de la producción destinada a la temporada de invierno.

No debemos dejar de lado los efectos negativos que se generan en la recaudación fiscal. Como lo hemos recordado en una nota anterior, en casos como estos el Estado dejaba de cobrar diezmos a los indios durante dos años.

Esa situación, que también se debe tener en cuenta en estos casos, obliga a una reestructuración de los ingresos de la caja fiscal.

Esos son solo algunos casos, pues el panorama de efectos destructivos es muchísimo más amplio.

 Consecuencias positivas

 

Aunque los daños y la devastación originadas por el 'Niño costero' son enormes, también son evidentes algunos efectos positivos, que se verifican con el tiempo.

En el caso del fenómeno de 'El Niño' ocurridos en el pasado, al año siguiente de su ocurrencia la tierra volvió a su antigua fertilidad, y fue el agrícola fue uno de los sectores que mostró un renacimiento auspicioso.

Según informes de la época, "entre 1870 y 1895 (en el tablazo de Piura) se ha verificado el crecimiento de extensas zonas de algarrobo (…) el despoblado de Sechura se ha convertido en un espeso bosque de algarrobos, faiques, overos, vichayos, zapotes y algunos de palo santo…"

En los dos últimos 'Niños' (1983 y 1998) las lluvias permitieron la reforestación natural de dos millones de hectáreas.

Para algunos sectores, principalmente el agricultor piurano, las lluvias son una bendición porque permiten el lavado natural de los suelos salinizados. En ese departamento, un 40 % de sus campos están salinizados, lo que constituye un grave problema para la productividad agrícola, como ocurre con la caña de azúcar.

Recordemos también que las intensas lluvias registradas en el norte peruano en la segunda mitad del siglo pasado hicieron desaparecer extensas zonas desérticas y las convirtieron en áreas boscosas, como ocurrió con los desiertos de Sechura y de Olmos.

Si en la agricultura los efectos positivos suceden a los destructivos, en la pesca ocurre otro tanto: desaparecen especies tradicionales, pero irrumpen otras y aumentan notablemente su población.

Otro de los sectores beneficiados son los reportados por la industria de aguas gaseosas y minerales, y sobre todo de la industria cervecera.

También se debe tener en cuenta que el programa de reconstrucción o reparación de los daños ocasionados por el 'Niño costero' permitiría un crecimiento del sector inmobiliario y la consiguiente creación de miles de miles de empleos.

Pero por sobre todas las cosas, lo más importante es que nos hace valorar la ayuda al prójimo y nos une para, juntos y unidos como una sola fuerza, combatir y superar las desgracias.

Por último y para no perder la fe ni la esperanza, recordemos el refrán que repetían nuestros abuelos: "No hay mal que por bien no venga."

 

 

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