Mini país convulsionado
Pocas veces recibimos noticias de Guayana Francesa, el único territorio de la Unión Europea en Sudamérica, ubicado en el sector NE América del Sur, limítrofe con Surinam, Brasil y el Océano Atlántico. Desde su base espacial de Korou, el año pasado fue lanzado el primer satélite de observación submétrico peruano (SAT-1). Oficialmente, es un departamento de ultramar de Francia.
El puerto espacial de Korou en Guayana Francesa. Colectivo 'Los 500 hermanos', cara visible de la protesta.
Ese minúsculo 'país', de 250,000 habitantes, está convulsionado y paralizado para exigir una especie de 'Plan Marshall' que solucione los numerosos problemas por los que atraviesa. Tiene una elevada tasa de homicidios y la mayoría de sus habitantes no tiene agua potable ni electricidad. El desempleo afecta al 50 % de los jóvenes, su tasa de natalidad es elevada y es cada vez mayor el número de inmigrantes ilegales.
La huelga es encabezada por el colectivo '500 hermanos' y otros 37 sindicatos. "Desde Korou se lanzan satélites, pero somos los últimos en tener acceso a internet", reclaman.
Los huelguistas han obligado al cierre de ese centro espacial, utilizado principalmente por la Agencia Espacial Europea, lo que ha retrasado el lanzamiento de un cohete que debía colocar en órbita dos satélites, uno brasileño y otro surcoreano.
A menos de un mes de las elecciones presidenciales francesas, la candidata ultraderechista Marine Le Pen, acusa a la "masiva inmigración masiva y la inseguridad que genera", la situación por la que atraviesa el pequeño país.
El Islam y América Latina
A decir de los analistas, América Latina, incluyendo el Caribe, sería la única región del mundo donde no crecería el Islam, la religión que más rápidamente se expande en el mundo y podría superar al catolicismo como la religión con más fieles del planeta.
Según el Centro de Investigaciones Pew de Estados Unidos, AL sería la única región donde la tasa de crecimiento estimada para el conjunto de la población en el 2050 aumentaría en un 27 %, en comparación con 2010, pero el número de seguidores del Islam se incrementaría en solo 13 %. En el mismo período, el número de musulmanes crecería un 73 % en el conjunto del planeta, mientras la población general lo haría en 35 %.
De mantenerse esa tendencia, para 2050 en la región habría 940,000 musulmanes, una cifra inferior al número de fieles que ya había en 2010 en países como España o Italia.
¿Cómo se explica este fenómeno?
El estudio señala que en AL existe en la actualidad muy pocos fieles musulmanes. Se estima que en 2010 había unos 840,000 musulmanes en toda la región, lo que no ocurre con Estados Unidos y Canadá donde la inmigración, en su mayoría musulmana, está impulsando el crecimiento del Islam en porcentajes significativos.
Argentina es el país de AL con mayor número de musulmanes.
Uno de los motores que impulsa el aumento del número de musulmanes en el mundo es su alta tasa de fertilidad. "En África, donde el Islam es muy fuerte, cada mujer tiene de 4 a 6 hijos lo que acelera el ritmo de crecimiento de la población allí tanto musulmana como cristiana. En AL, las mujeres tienen de 1 a 3 hijos. Lo que haría la diferencia es el cambio de religión. Es decir, que quienes crecieron como católicos se sientan atraídos al islam y se conviertan, pero son los menos. Lo más significativo son los cambios dentro del cristianismo, caso del pentecostalismo, que está creciendo a una tasa más rápida que el conjunto de la población, según los estudios.
En AL los países que cuentan con mayor número de musulmanes (al 2010), son: Argentina (400,000), Venezuela (90,000), Brasil (40,000), Panamá (30,000), Colombia y Honduras (10,000 cada uno).
Milagro portugués
Hasta ahora nadie se explica cómo hizo el gobierno de Portugal para reducir el déficit y al mismo tiempo aumentar los salarios, a pesar de las malas noticias económicas llegadas del continente europeo desde el comienzo de la crisis financiera global de 2008.
En noviembre de 2015 llegaba al poder el primer ministro socialista Antonio Costa, poco después de que Grecia, a duras penas, lograba evitar un derrumbe financiero absoluto.
Mientras los griegos se sumergían en una brutal terapia de austeridad económica, que sigue sin reactivar la economía, los portugueses han logrado lo que a algunos equivale a la cuadratura del círculo: rebajar el déficit fiscal, y al mismo tiempo aumentar los salarios y las pensiones de empleados y jubilados.
Según la revista británica The Economist, en 2016 Portugal redujo el déficit fiscal a la mitad hasta alcanzar el 2.1 % del PIB.
António Luís Santos da Costa, primer ministro de Portugal.
La economía lleva creciendo tres años seguidos. El gobierno de Costa parece confirmar lo que muchos economistas heterodoxos advertían sobre la respuesta a la crisis global: alentar la demanda interna para impulsar el crecimiento.
Eso significa que si el gobierno gasta más, reactiva la economía, aumenta la recaudación de impuestos y reduce el déficit fiscal existente. Lo que ha ocurrido en menos de 24 meses. Se estima que para 2019 el desempleo baje a un 7 %, y las exportaciones se incrementen en un 6 %. Un oasis de relativa tranquilidad política en medio de la preocupante turbulencia europea.
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