lunes, 6 de marzo de 2017

La sismicidad de Lima


 Desde hace varios meses, el Instituto Geofísico del Perú nos viene advirtiendo y alertando sobre la eventualidad de que Lima, nuestra querida ciudad capital, enfrente un terremoto de 8.8 grados de magnitud en la llamada escala de Richter. Ello, debido al llamado 'silencio sísmico' de 270 años en la franja costera del Perú, entre Chimbote y Pisco (450 km) desde 1746, año en que alcanzó los 8.4 grados.
Lo único que cabe, como bien nos aconseja el IGP, es estar preparados para amenguar el impacto de esos caprichos de la naturaleza.

Recordamos haber escuchado a algunos limeños tomar las cosas a la ligera y dar ciertas muestras de 'alivio' porque ya pasó octubre, 'mes de los temblores', y 'aquí no pasa nada'.

Vale la pena, pues, hacer un poco de historia sobre el tema.

Los movimientos sísmicos -lo dicen los especialistas- son impredecibles, sorpresivos, sin fechas ni meses preestablecidos; "no tiene horario ni fecha en el calendario", como dice la canción.

Desde su fundación el 18 de enero de 1535, Lima ha experimentado y sufrido un sinfín de seísmos con numerosos muertos y cuantiosos daños materiales, y ha originado algunas creencias históricamente incorrectas como el considerar octubre como el mes morado, del Señor de los Milagros, del turón de Doña Pepa… y de terremotos.

Para empezar, recordemos que el sismo que dio origen a la devoción por el Cristo de Pachacamilla ocurrió en el mes siguiente, concretamente, el sábado 13 de noviembre de 1655, a las 2 y 30 de la tarde. 

En esa oportunidad, y mientras casas, templos y edificios de Lima se venían por los suelos, inexplicablemente se mantuvo en pie un muro, que lucía la imagen de Cristo crucificado, pintado por uno de los negros angoleños que habitaban el barrio de Pachacamilla.

El hecho fue considerado un milagro, y dio origen a la devoción de la imagen después bautizada como Señor de los Milagros y patrono jurado de Lima.

La asociación octubre-terremotos quizá tenga su origen en el hecho que tres de los más devastadores movimientos terráqueos que enlutaron a la capital y al vecino Callao, tuvieron lugar en ese período. 

Las crónicas antiguas, en efecto, refieren que un primer movimiento muy fuerte, que afectó principalmente la estructura de los templos capitalinos, cuyas torres y cúpulas se vinieron abajo, ocurrió el 19 de octubre de 1609, en tiempos del virrey Juan de Mendoza y Luna.

Un 20 del mismo mes de 1687, entre las 4 y 15 y 6 y 30 de la mañana, una serie de movimientos sísmicos, el primero de los cuales alcanzó los 8 grados de la escala de Richter, ocasionó un centenar de muertos en Lima y 600 en el Callao, así como más de mil heridos. En el Callao, se salió el mar, y en Lima, otra vez el muro con el Cristo pintado se mantuvo en pie y sirvió de protección a quienes se refugiaron en la ermita construida a su alrededor. (Ese mismo día se realizó la primera procesión de un trasunto de la imagen del muro, que con el tiempo se convirtió en la procesión anual del Señor de los Milagros.)

(Ese terremoto es considerado el tercero de mayor intensidad después de los terremotos de 1746 y de 1940.)

El mismo mes, volvió a ser trágico para Lima y Callao, cuando a las 10 y 30 de la noche del 28 de octubre de 1746, un terremoto de 8.1 grados en la escala de Richter, hizo añicos a la primera; y un tsunami devastador, casi borra del mapa al segundo, donde solo sobrevivieron 200 de sus 5,000 habitantes. Los muertos superaron los l0,000, y los heridos sumaron otros tantos. 

Gobernaba el virrey José Antonio Manso de Velasco, conde de Superunda, y Lima tenía 60 mil habitantes y 3,000 casas distribuidas en 1,500 manzanas. Solo 25 casas quedaron en pie.

Otros movimientos de distinta intensidad tuvieron lugar el mes siguiente: uno ocurrió el lunes 27 de noviembre de 1630, entre las 10 y las 11 de la mañana, y asustó a los limeños que a esa hora presenciaban el encierro de toros que iban a ser lidiados esa misma tarde en la Plaza Mayor.

Otro, como ya dijimos, fue el que originó la devoción al Cristo Morado; un tercero, ocurrió el 10 de noviembre de 1687; y uno más, el 1 de noviembre de 1806.

(El terremoto ocurrido el 27 de noviembre de 1630 es uno de los más recordados y detallados por cronistas e historiadores, pues fue el que dio origen a la poco recordada devoción a la desde entonces llamada Virgen del Milagro, una imagen de la Concepción colocada en la puerta del convento de San Francisco, que se salió de su lugar por el sismo. Los religiosos entonaron un himno y la imagen volvió a su lugar. El hecho motivó que se construyera una capilla en su honor.

La imagen había sido traída por los primeros frailes franciscano y llevada al Cusco, donde, se decía, había "aplacado y extinguido el voraz incendio que amenazó consumir la ciudad cuando los españoles estuvieron allí asediados por los indios". De regreso a Lima, los religiosos la trajeron consigo. La capilla de la Virgen del Milagro fue presa de las llamas el 13 de enero de 1835, aunque la imagen se salvó y se le erigió un nuevo templo, la actual Capilla de Nuestra Señora del Milagro, ubicada en la Plaza San Francisco.)



Temblores al por mayor

Retomando el hilo de nuestro tema, recordemos que octubre y noviembre tampoco han sido los más trágicos. Mayo también nos trae ingratos recuerdos: un 24 de mayo de 1940 ocurrió un terremoto de 8.1 grados, y causó 200 muertos y cuantiosos daños materiales.

Y el más trágico de nuestra historia lo sufrimos el 31 de mayo de 1970, aunque con epicentro en el Callejón de Huaylas, que mató a 70 mil personas e hizo desaparecer a Yungay.

Un 'Catálogo de Temblores en el Perú', ocurridos desde la conquista hasta 1898, publicado en 1900 por la Sociedad Geográfica, consigna que en esos 350 años ocurrieron 140 movimientos en mayo; 134 en enero; 133 en octubre; 131 en junio y en septiembre; y 125 en marzo y en agosto. Le siguieron diciembre (con 115), febrero (114) y noviembre (113).

Los temblores, solo los ocurridos en Lima y alrededores, llegaron a sumar 1,062, de los cuales 23 fueron muy fuertes, 13 de ellos muy destructivos, según el historiador José M. Valega ('Virreinato del Perú', Lima, 1939).

En el siglo XX, aparte de los ya citados, los más fuertes sismos ocurrieron el 3 de marzo de 1904; el 23 de febrero de 1907 y el 19 de enero de 1932, en Lima, Callao y balnearios del sur. 

Hubo meses en que los hubo seguidos. En 1907, por ejemplo, se produjeron sismos los días 3, 14, 15, 20 y 25 de junio; y 4, 5, 8, 9, 22 y 28 de octubre, por citar algunos casos.

Otros movimientos fuertes ocurrieron el 19 de enero de 1932; el 24 de mayo de 1940, que ocasionó mil muertos; y más recientemente, el 17 de octubre de 1966, con dos centenares de muertos; y el 3 de octubre de 1974, a las 9 y 24 am, que ocasionó 78 muertos y más de 2,500 heridos. 

Los más recientes ocurrieron el 3 de junio de 2014; y el 17 de julio de 2016, que solo causaron pánico.

Desde entonces, continúa el preocupante 'silencio sísmico', con uno que otro 'murmullo' de casi imperceptible intensidad.

Para el caso, conviene recordar algunos dichos: lo que no sucede en cien años, ocurre en un segundo… mejor prevenir que lamentar… poner el parche antes que salga el chupo… Juan Seguro vivió muchos más años... y otros por el estilo.

En conclusión, tomemos nuestras precauciones y sigamos los consejos de los entendidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario