martes, 16 de mayo de 2017

Internacionales

En Europa cierran cárceles

por falta de delincuentes

… Y a nosotros nos sobran

 

Creemos tener la solución al problema de la sobrepoblación que padecen los penales de nuestro país, donde la cantidad de reclusos casi cuadriplican su capacidad. (Por ejemplo, según el INPE, a mediados de 2016 el penal de Lurigancho albergaba 9,960 presos, pese a que fue construido para solo 3,000.)

Por el contrario en países como Holanda, Suecia y Finlandia están cerrando sus cárceles por falta de delincuentes.  Y conste que son cárceles 'lujosas' más parecidas a hoteles que a centros penitenciarios, como lo dimos a conocer en una nota anterior. Primero veamos la situación y luego haremos nuestra propuesta a las autoridades del MINJUS y del INPE. ¿De acuerdo? Esto ocurre en tres países:

 Países Bajos (Holanda)

A la fecha, el gobierno ha cerrado 19 de casi 60 prisiones en los últimos tres años, y un informe gubernamental filtrado el año pasado sugiere que se aproximan más recortes.

Según informes del Ministerio de Justicia de Holanda, casi un tercio de las cárceles permanecen vacías. Los criminólogos atribuyen esta situación a una caída espectacular de las tasas de criminalidad durante las dos décadas pasadas y a un enfoque que prefiere la rehabilitación al encarcelamiento.

Como resultado de esa política, los crímenes registrados han caído cerca de 25 por ciento en los últimos nueve años, y se espera que eso se traduzca en un superávit de 3,000 celdas para 2021. Se prevé que esa situación obligará al cierre de otras ocho cárceles más, situación que lleva aparejada el desempleo de unos 1,200 trabajadores de esos establecimientos..

  

En algunos casos, algunas cárceles sin usar han sido alquiladas a Bélgica y Noruega, y se estudia la posibilidad de hacer lo propio con Alemania. Esto se realizaría a cambio de dinero, por lo que los holandeses sacarían una buena tajada.

La falta relativa de 'clientes' ha motivado a los holandeses a ponerse creativos. En las cárceles transformadas en asilos, las antiguas celdas para prisioneros se han convertido en apartamentos para familias, aunque algunas conservan las puertas originales. En De Koepel, antes una prisión en Haarlem, los refugiados juegan al fútbol en un patio interno que funciona como cancha.

  

Interior de una celda en la prisión de Norgerhaven en Veenhuizen, Holanda.

Algunas de las prisiones modificadas también cuentan con gimnasio, instalaciones de cocina y jardines externos. En Norgerhaven, donde algunos prisioneros pueden criar gallinas y cultivar ciertas verduras, los convictos noruegos viven bajo la mirada vigilante de un superintendente noruego y guardias holandeses.

De cárceles sin presos a centros para recibir refugiados.

 Suecia

Tras una baja sostenida de los prisioneros en cárceles suecas, el gobierno de ese país decidió cerrar cuatro centros de reclusión y uno de rehabilitación.

  

Prisión de Aby, Haja y Barshagen, en Suecia.

"Hemos visto un declive extraordinario del número de delincuentes", dice el jefe de Servicios Penitenciarios sueco, Nils Oberg. "Ahora tenemos la oportunidad de cerrar parte de esa estructura que en este momento no necesitamos", agrega.

De acuerdo a The Guardian, el número de presos en Suecia se redujo un 1 % en 2014, aunque ya se había registrado una baja del 6 % entre el 2011 y 2012.

Las cárceles que fueron cerradas son Aby, Haja, Barshagen y Kristianstad.

 Finlandia

Si uno observa las instituciones penales de Finlandia, ya sean las que el sistema califica como 'abiertas' o 'cerradas', es difícil advertir cuándo uno ha entrado en el mundo de la custodia. En la prisión cerrada de Hameenlinna, el visitante puede entrar al interior con su automóvil: ninguna reja bloquea su entrada.

Castillo y prisión de Hameenlinna

Las paredes y los cercos han sido removidos para dar lugar a una vigilancia discreta por cámara y redes de alerta electrónica. En lugar de estrepitosos portones de hierro, corredores de metal y sombrías celdas, hay pasillos con pisos de linóleo con espacios para que habiten los internos. Parecen más los dormitorios de un internado estudiantil que los calabozos de una cárcel.

Los guardias no están armados y usan ropa de civil o uniformes sin emblemas, grados ni charreteras.

  

Excárcel hoy Hotel Best Western Premier Katajanokka, en Helsinki, y puerta de acceso a una de sus habitaciones. Prisión de Helsinki.

En las prisiones 'abiertas' los internos y los guardias se llaman por sus nombres de pila. Los superintendentes de la prisión usan títulos no militares, como administrador o gobernador, y a los prisioneros algunas veces se los llama 'clientes. Si son jóvenes, 'alumnos'.

Se otorgan generosas licencias para salir, especialmente cuando se acerca el final de una sentencia. Para los internos que cumplieron la mitad de sus condenas hay casas en las propias cárceles, con privacidad asegurada, donde pueden pasar hasta cuatro días seguidos con sus esposas o hijos.

¿No les gustaría a nuestros presos peruanos cumplir sus condenas en una de esas cárceles?

Por ello, proponemos a nuestras autoridades que exportemos nuestros delincuentes 'excedentes' a Holanda, Suecia y Finlandia, para que sus cárceles no se conviertan en elefantes blancos y los celadores no pierdan su empleo. Les haríamos un favor a ellos, y ellos a nosotros.

¿Qué les parece?

 

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