lunes, 22 de mayo de 2017

Dictaduras y dictadores

Quiero ser dictador

(Pasos a seguir)

A modo de paréntesis en nuestra serie de 'Dictadores en el mundo' -mediante la cual mostramos lo que hacen los dictadores, y advertirles de cómo van a terminar-. En esta oportunidad, para quienes desean o aspiran a seguir sus pasos, vamos a darles algunas orientaciones a las que deben ceñirse. Ustedes deciden.

  

Ejemplos no recomendables… entre muchos otros más.

 El 'Manual del Dictador', escrito por los investigadores y analistas Bruce Bueno de Mesquita y Alastair Smith, presenta la naturaleza del liderazgo político, que hemos sintetizado para conocimiento de nuestros lectores.

Los autores parten de la siguiente premisa: los cálculos y las acciones de los gobernantes egoístas son la fuerza motriz de toda política. Su forma de actuación es en primer lugar lo que sea necesario para llegar al poder y luego mantenerse en él, y durante el mandato asumir el control de la mayor cantidad posible de los ingresos nacionales.

Utilizando los términos de Bueno de Mesquita, los aspirantes a líderes políticos se pueden dividir en tres grupos de personas: los del selectorado nominal (considerados también intercambiables, incluye a toda persona que tenga al menos algún papel legal en la elección del líder), el selectorado real (el grupo que realmente decide quién es el líder) y la coalición ganadora (grupo esencial, subconjunto del selectorado real que constituye el núcleo duro de la coalición ganadora). Si usted desea convertirse en dictador debe dedicar sus energías a este último. No hacerlo es asegurarse el fracaso desde el comienzo de la aventura.

Evitemos las disquisiciones y expliquemos las cinco reglas básicas que los líderes deben utilizar para tener éxito:

Regla 1: Mantén tu coalición ganadora lo más pequeña posible. (Hasta su reciente fallecimiento, Kim Jong Il de Corea del Norte era el mejor maestro del mundo en esta regla, seguido muy de cerca por Stalin.)

Regla 2: Mantén tu selectorado nominal lo más grande posible. Eso te hará posible reemplazar fácilmente cualquier alborotador, sean influyentes o esenciales.

Regla 3: Controla el flujo de ingresos. Siempre es mejor para un líder determinar quién come que tener un pastel más grande del que la gente pueda alimentarse.

El flujo de caja más eficaz para un líder es aquel que empobrece a un montón de gente y redistribuye el dinero para mantener ricos al grupo esencial. Al anterior presidente de Pakistán, Asif Ali Zadary, se le estima una fortuna de hasta cuatro mil millones de dólares, mientras gobernó ese país con una de las más bajas renta per cápita del mundo.

Regla 4: Paga a tus principales partidarios, pero solo lo suficiente para mantenerlos leales. Recuerda que tus partidarios prefieren ser tú a depender de ti. Tu gran ventaja sobre ellos es que tú sabes dónde está el dinero, y ellos no.

Poor ello, debes darles lo suficiente como para que no te traicionen y ni un sol (o dólar) euro más. Robert Mugabe, dictador de Zimbabue, cada vez que se enfrentaba a un golpe militar, compraba a su ejército, y mantenía así su lealtad a pesar de todo.  (Es lo mismo que hacían los emperadores romanos cuando la decadencia del imperio: compraban legiones levantiscas y guardias pretorianas golpistas.

Regla 5: No tomes dinero de los bolsillos de tus partidarios para hacer que la vida del pueblo sea mejor. Recuerda que las personas que padecen hambre no tienen la fuerza suficiente para derrocarte. Miembros descontentos de la coalición, por el contrario, pueden desertar, dejándote con serios problemas.

(Tras el ciclón 'Nargis' de 2008, el general en jefe de Myanmar (Birmania), Than Shwe, se aseguró que la ayuda alimentaria se controlara y vendiera en el mercado negro por sus partidarios militares en lugar de dejar que la ayuda llegara a la gente. Tal vez condenó a 500,000 de sus intercambiables a morir de hambre, mientras que prestó una buena atención a sus elementos esenciales y los dejó bien alimentados y enriquecidos.)

A estas alturas ya habrás entendido el mensaje. Casi sin excepción, el mal comportamiento es una buena política.

Dinero, dinero y más dinero, despiadadamente conseguido y despiadadamente distribuido es lo que hace la gente que llega y se mantiene en el poder, sea en dictaduras, democracias, religiones o en grandes empresas.

Dejamos en vuestras manos tomar la decisión.

 

 

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