sábado, 13 de mayo de 2017

Actualidad

Mujeres de armas tomar

 

En este mes de la Madre bueno es recordar a aquellas destacadas mujeres peruanas que durante la guerra por la independencia y en las luchas intestinas por el poder lucharon al lado de sus esposos, en muchos casos acompañadas de sus hijos; y a la mujer que, sin armas, pero con convicción se enfrentó a la violencia subversiva del siglo pasado.

En los movimientos precursores que buscaban la liberación del yugo español, y durante la guerra por nuestra independencia del Perú, su participación fue importante y destacada. Muchas de ellas participaron directamente en las batallas, y otras tantas formaron parte de la red de informantes y espías patriotas, y al ser descubiertas fueron fusiladas, condenadas a prisión o azotadas por los realistas.  

Cuando los primeros gritos libertarios se escuchaban en el gobierno del virrey Fernando de Abascal (1806-1816), destacaron mujeres que nuestra ingrata memoria mantiene en el olvido.  Son los casos de Brígida Ochoa de Silva, quien sirvió de espía en Lima a favor del frustrado levantamiento de Manuel Ubalde y Gabriel Aguilar en el Cusco, en 1804; Juana Noin de Esquivel, quien apoyó la sublevación de 1815 en el Cusco; Magdalena Centeno, en Arequipa, y Juana Toribia Ara, quien secundó la sublevación de Enrique Paillardell, en Tacna, en 1813.

 

 

Antes de ellas, destacó Micaela Bastidas Puyucawa, heroína, esposa y consejera de José Gabriel Condorcanqui Túpac Amaru II, con quien tuvo tres hijos. Ella afrontó lo indescriptible por amor al suelo patrio y fidelidad a su esposo, se encargó del aprovisionamiento de las tropas e implementó un servicio de chasquis a caballo que llevaban rápidamente información de un punto a otro del territorio rebelde.

 

Micaela Bastidas Puyucawa

 

Cuando Túpac Amaru fue derrotado, él, Micaela, sus hijos Hipólito de 18 años y Fernando de 10, y varios de sus familiares fueron sometidos a interrogatorios y tormentos para ubicar al resto de las tropas. Ellos negaron toda información y fueron condenados a la pena capital.

El 18 de mayo de 1781 fue ajusticiada de modo horrible en la plaza del Cusco: primero le cortaron la lengua, luego la ahorcaron, pero como tenía el cuello muy delgado no moría y entonces la molieron a palos y patadas.

Entre las tropas de Túpac Amaru II participó una legión de mujeres que luchaban por restablecer el rol de la mujer indígena en la vida social y política, entre ellas Cecilia Túpac Amaru, Juana Moreno y Tomasa Tito Condemayta.

En tiempos de la independencia, sobresalió María Parado de Bellido, madre de siete hijos, fusilada en Ayacucho por no querer denunciar a los patriotas que conocía.

 

María Parado de Bellido

 

En 1822, deseosa de colaborar, ella se encargaba de enviar informes de los movimientos militares del general español José Carratalá. Sus cartas eran recibidas por su esposo, quien se las mostraba al jefe guerrillero Cayetano Quiroz.

Lamentablemente, una de las cartas fue descubierta por los españoles en el pueblo de Quilcamachay el 29 de marzo de 1822. Al día siguiente, Parado de Bellido fue detenida y torturada para que identificara a sus compañeros independentistas. Ante su negativa, fue fusilada por orden de Carratalá en la Pampa del Arco (Ayacucho) el 1 de mayo de 1822.

Por las mismas razones encontraron la muerte Emeteria Ríos de Palomo, en Canta; Paula Huamán, en Tarma, y Eufrasia Ramos en Jauja.

Otras desconocidas por la historia son Ana de Tarma, María Gregoria, Marcela Castro, Bertolina Sisa y Gregoria Apaza, etc., ignoradas incluso por la Internet.

Antonia Moreno Leyva de Cáceres fue otra heroína que, junto a su esposo, el héroe nacional Andrés Avelino Cáceres, dirigió la resistencia en la sierra central contra la ocupación chilena durante la Guerra del Pacífico (1879-1883).

Murió el 26 de febrero de 1916 y es la única mujer, junto a su esposo, que está enterrada en la Cripta de los Héroes del Cementerio Presbítero Maestro.

 

Antonia Moreno Leyva de Cáceres

 

 De la época republicana, la más conocida y famosa fue Francisca Zubiaga y Bernales, 'La Mariscala', a quien nos hemos referido en un artículo anterior.

 Más recientemente, recordamos a María Elena Moyano, una activista social que dio férrea lucha contra el terrorismo en nuestro país desde los arenales de Villa el Salvador. Fue conocida como la 'Madre Coraje' y también fue luchadora por los derechos cívicos de la mujer.

El 15 de febrero de 1992 el grupo terrorista Sendero Luminoso convocó a un paro armado en todo el país, y amenazó con asesinar a quien estuviera fuera de sus casas, en especial en ese distrito al sur de Lima.

 

 

María Elena Moyano

 

Ese mismo día, María Elena, acompañada de otras mujeres, se dirigía a una actividad del Vaso de Leche cuando fue interceptada por un comando de aniquilamiento terrorista que le disparó dos balazos y despedazó su cuerpo con cinco cartuchos de dinamita. Tenía 33 años de edad y dos hijos.

Nuestro homenaje y reconocimiento a estas heroínas a las que debemos conservar siempre en nuestra memoria.


Publicado en el diario El Peruano  el sábado 13 de mayo de 2017

  

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