Hablar de Francia es hablar de París, la ciudad más bonita de todas. Por su arquitectura, su Torre Eiffel, el Museo del Louvre o barrios muy pintorescos. Sin embargo, en Francia hay otras localidades que merece la pena conocer, como las siguientes:
Toulouse
Está al sur de Francia, en el departamento del Alto Garona. Es muy conocida entre los estudiantes por ser el lugar elegido por muchos extranjeros para irse de Erasmus. Más allá de eso, en Toulouse se puede disfrutar de plazas preciosas y tener la posibilidad de tomarte algo en una de sus terrazas. Si busca un extra de relax, no deje de visitar el Jardín Japonés de Toulouse.
Marsella
Es la segunda ciudad en importancia por el número de sus habitantes. Está en la costa mediterránea y eso se nota. Es un destino de playa repleto de edificios espectaculares, monumentos y museos. Y cuenta con un puerto muy bonito, el Vieux-Port, donde es un deleite pasear mientras se escucha a músicos anónimos que llenan de alegría y nostalgia sus calles.
Nantes
La capital del departamento del Loira Atlántico está al noroeste de Francia. Diría que es una de las ciudades imprescindibles, de obligada visita casi al mismo nivel que París. No es ni mucho menos tan grande y no tiene tantos monumentos, pero encanta por muchas razones. A nivel cultural y artístico tiene mucho que ofrecer al turista que llega con ganas de conocer algo nuevo.
Montpellier
Ubicada al sur de Francia, presume de contar con los tranvías más pintorescos de todo el país, decorados por famosos artistas (Garouste, Bonettiy, Christian Lacroix). Además, en Montpellier hay lugares como la Place de la Comédie o la Place de la Canourgue; y Lo Monaco, la mejor pastelería de la ciudad, ubicada en la misma calle en la que vivió Jean-Jacques Rousseau.
Saint-Malo
Probablemente sea la menos conocida de toda esta lista, lo cual no significa que no merezca la pena visitarla. Saint-Malo es una pequeña ciudad portuaria situada en Bretaña, al noroeste de Francia. Todavía conserva las murallas que tan bien le vinieron antaño para proteger su casco antiguo, donde por cierto merece la pena perderse. Una vez allí se recomienda coger un ferry hasta Dinard, ciudad situada a escasa distancia que tiene varias playas donde relajarse.
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