Para pasar la
cuarentena con una sonrisa en los labios
Prueba
de audición
Estaban dos ancianos jugando dominó, y de
pronto comienzan a charlar sobre los achaques del envejecimiento. Uno de ellos
dice:
- A nuestras esposas les afecta mucho más llegar a
esta edad, y lo peor es que se niegan a admitir que se hacen viejas y tratan de
esconder sus achaques.
- Tienes razón, pero yo encontré un buen truco para
hacerle ver a mi mujer que envejece a través de esta prueba. Si quieres saber
si tu esposa se está quedando sorda, colócate a 10 metros de ella y hazle una
pregunta. Después, cuando veas que no te responde, te acercas otros 5 metros,
luego otros 2 metros y después 1 metro. Y entonces no le quedará más que
aceptar que realmente se está quedando sorda.
Al otro anciano le agrada la propuesta y cuando
vuelve a casa se coloca a 10 metros de su esposa y le pregunta con voz fuerte:
- Mujer, ¿qué has preparado para la cena?
No recibe respuesta alguna. Entonces se acerca a 5
metros y le hace de nuevo la misma pregunta. De la misma forma, no recibe
respuesta, así que se acerca a 2 metros y le vuelve a preguntar lo mismo.
Tampoco recibe respuesta. Al comprobar el buen funcionamiento del truco de su
amigo, se aproxima a apenas un metro y grita:
- Mujer, te he preguntado varias veces lo mismo y no
me has contestado, ¿qué has preparado para la cena?
La esposa se voltea, y bastante enojada le dice:
- Y yo te respondo por cuarta vez, viejo sordo: ¡No he preparado nada para cenar… he
pedido una pizza!
Confesión
sincera
Un exfutbolista se estaba muriendo. Llama a su
esposa y le dice: "Querida mía, antes de morir, quiero confesarte algo: Te
engañé dos veces durante todo nuestro matrimonio. Por favor, perdóname.”
Su esposa le responde: “Te perdono, mi amor. Pero debo
confesar que yo también te he engañado 3 veces.”
- ¿Tres dices? -dice el esposo, sintiéndose un poco
deprimido porque ella lo engañó más que él-.¿Quiénes eran?"
- Bueno -dice dulcemente su esposa-. ¿Recuerdas lo
difícil que fue para que entraras al equipo de fútbol? Bueno, pues fui al
entrenador e hice algo. Esa fue la razón por la que finalmente entraste al
equipo.
Su esposo estaba alarmado pero agradecido de que
ella hiciera eso por él.
- ¿Quiénes fueron los otros dos?
- Bueno, ¿recuerdas cuando entraste al equipo por
primera vez y nadie te pasaba el balón? Fui con los otros 10 jugadores y me
acosté con ellos durante el medio tiempo para que te incluyeran en el juego.
- ¡¿Hiciste eso?! – gritó él, exaltado.
Ella continuó:
- ¿Y recuerdas que al principio nadie iba a animar
los partidos? Bueno pues…
Pasión
descontrolada
Una mujer se encontraba medio dormida en su cama
cuando escucha llegar a su esposo del trabajo y comienza a sentir cómo o la
comienza a acariciar de forma insistente y le recorre la periferia de su
cuerpo.
Ella siente cómo su cuerpo reacciona a las caricias
de su marido, quien toma sus manos y las recoge, mete una de sus manos por su
espalda y llega atrevidamente hasta sus pechos. En ese momento, la mujer se
encuentra ya muy deseosa, levanta sus piernas cuando su esposo se encuentra
sobre ella. Siente que la pasión perdida después de tantos años ha regresado, levanta
las caderas y se prepara para el acto, cuando sorpresivamente su esposo se
voltea y se acomoda a su lado de la cama.
La esposa, asombrada le pregunta:
- ¿Pero qué pasó?
Él responde:
– Pues, ya.
– ¿Ya qué? -insiste molesta la mujer.
– Pues ya
encontré el control remoto de la televisión.
Brindis
comprometedor
Un empresario y una joven mujer iban por la
carretera en sentido contrario, cuando de repente la mujer hace una mala
maniobra y los autos chocan y quedan completamente destrozados, pero
milagrosamente ninguno de los dos sale lastimado.
Después de salir de los automóviles, la mujer dice: “¡Increíble
cómo han quedado nuestros autos! ¡Pero gracias a Dios nosotros estamos bien!...
Yo creo que esta debe ser una señal divina para que nos conozcamos, seamos
amigos y hagamos el amor por el resto de nuestros días.”
El empresario, impactado con la belleza de la
mujer, le dice: “Coincido completamente contigo, está es una señal divina”.
La mujer va a su auto, lo revisa y dice: “Increíble
otro milagro más. Mi auto está destrozado, pero a esta botella de vino no le
pasó nada. Seguramente Dios quiere que la bebamos y que celebremos nuestra
buena suerte.”
El empresario, totalmente de acuerdo, destapa
apresuradamente la botella, hace un salud y se bebe la mitad. Después, se la
devuelve para que ella beba también, pero la mujer toma la botella y le pone el
tapón.
El empresario, extrañado, le pregunta: “¿Qué, tú no
vas a beber?”
La mujer le responde: “No, yo prefiero esperar para
después de que venga el agente de tránsito a tomarnos la prueba de alcoholemia.”
Plan
de emergencia
Paul y Javier viajaban en un vuelo de Aerolíneas Unidas.
Todo iba bien hasta que algo sale mal con el motor. Las sirenas comenzaron a
sonar en la cabina, y el piloto emite un PSA diciendo: “Queridos pasajeros, les
habla su capitán. Desafortunadamente hemos perdido un motor, pero no se
preocupen que garantizaré su seguridad.”
El avión acuatiza en el mar, y el capitán les dice
con calma: "Hola pasajeros, hemos descendido con éxito en el agua, ¡espero
que todos ustedes estén bien! Ahora, todas las personas que pueden nadar, por
favor diríjase al lado derecho del avión. La gente que no sepa nadar, por favor
vaya a la izquierda.
Paul le dice a Javier: “Mira, esto es lo que me
encanta de esta aerolínea, ¡siempre tienen planes de respaldo para cada
situación!”
Javier le responde: “Sí, estoy de acuerdo, la
tripulación parece estar muy bien entrenada para estas situaciones.”
Después de que todos se organizan de acuerdo con sus
habilidades de natación, el capitán habla: “Todos los que sepan nadar y se
encuentran en el lado derecho del avión, por favor evacúen el avión de
inmediato y con mucho cuidado. Y a aquellos en el lado izquierdo del avión… Les
agradecemos por haber volado con Aerolíneas Unidas.”
Pasajero
religioso
Un hombre se sube a un taxi y le dice al conductor:
- Le pido si por favor puede apagar la radio, ya que
mi religión no me permite escuchar música porque en el tiempo del profeta no
había música ni radio.
El taxista un tanto molesto apaga la radio y
entonces decide prender un cigarrillo, el hombre le toca el hombre y le dice:
- Le pido por favor si puede apagar su cigarrillo,
ya que mi religión no permite ningún tipo de vicios porque el profeta no tenía ningún
vicio.
El taxista ya muy enojado, detiene el auto, se baja
y abre la puerta del pasajero.
El hombre intrigado le pregunta:
- Pero ¿qué está haciendo, por qué abre la puerta?
El taxista le dice:
- Bájese del taxi, porque en el tiempo de su profeta
no había autos, así que baje y espere a que pase su camello.
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