lunes, 11 de mayo de 2020

PIOLINADAS


Para pasar la cuarentena con una sonrisa en los labios

Prueba de audición
Estaban dos ancianos jugando dominó, y  de pronto comienzan a charlar sobre los achaques del envejecimiento. Uno de ellos dice:
- A nuestras esposas les afecta mucho más llegar a esta edad, y lo peor es que se niegan a admitir que se hacen viejas y tratan de esconder sus achaques.
- Tienes razón, pero yo encontré un buen truco para hacerle ver a mi mujer que envejece a través de esta prueba. Si quieres saber si tu esposa se está quedando sorda, colócate a 10 metros de ella y hazle una pregunta. Después, cuando veas que no te responde, te acercas otros 5 metros, luego otros 2 metros y después 1 metro. Y entonces no le quedará más que aceptar que realmente se está quedando sorda.
Al otro anciano le agrada la propuesta y cuando vuelve a casa se coloca a 10 metros de su esposa y le pregunta con voz fuerte:
- Mujer, ¿qué has preparado para la cena?
No recibe respuesta alguna. Entonces se acerca a 5 metros y le hace de nuevo la misma pregunta. De la misma forma, no recibe respuesta, así que se acerca a 2 metros y le vuelve a preguntar lo mismo. Tampoco recibe respuesta. Al comprobar el buen funcionamiento del truco de su amigo, se aproxima a apenas un metro y grita:
- Mujer, te he preguntado varias veces lo mismo y no me has contestado, ¿qué has preparado para la cena?
La esposa se voltea, y bastante enojada le dice:
- Y yo te respondo por cuarta vez, viejo sordo: ¡No he preparado nada para cenar… he pedido una pizza!
Confesión sincera
Un exfutbolista se estaba muriendo. Llama a su esposa y le dice: "Querida mía, antes de morir, quiero confesarte algo: Te engañé dos veces durante todo nuestro matrimonio. Por favor, perdóname.”
Su esposa le responde: “Te perdono, mi amor. Pero debo confesar que yo también te he engañado 3 veces.”
- ¿Tres dices? -dice el esposo, sintiéndose un poco deprimido porque ella lo engañó más que él-.¿Quiénes eran?"
- Bueno -dice dulcemente su esposa-. ¿Recuerdas lo difícil que fue para que entraras al equipo de fútbol? Bueno, pues fui al entrenador e hice algo. Esa fue la razón por la que finalmente entraste al equipo.
Su esposo estaba alarmado pero agradecido de que ella hiciera eso por él.
- ¿Quiénes fueron los otros dos?
- Bueno, ¿recuerdas cuando entraste al equipo por primera vez y nadie te pasaba el balón? Fui con los otros 10 jugadores y me acosté con ellos durante el medio tiempo para que te incluyeran en el juego.
- ¡¿Hiciste eso?! – gritó él, exaltado.
Ella continuó:
- ¿Y recuerdas que al principio nadie iba a animar los partidos? Bueno pues

Pasión descontrolada
Una mujer se encontraba medio dormida en su cama cuando escucha llegar a su esposo del trabajo y comienza a sentir cómo o la comienza a acariciar de forma insistente y le recorre la periferia de su cuerpo.
Ella siente cómo su cuerpo reacciona a las caricias de su marido, quien toma sus manos y las recoge, mete una de sus manos por su espalda y llega atrevidamente hasta sus pechos. En ese momento, la mujer se encuentra ya muy deseosa, levanta sus piernas cuando su esposo se encuentra sobre ella. Siente que la pasión perdida después de tantos años ha regresado, levanta las caderas y se prepara para el acto, cuando sorpresivamente su esposo se voltea y se acomoda a su lado de la cama.
La esposa, asombrada le pregunta:
- ¿Pero qué pasó?
Él responde:
– Pues, ya.
– ¿Ya qué? -insiste molesta la mujer.
– Pues ya encontré el control remoto de la televisión.

Brindis comprometedor
Un empresario y una joven mujer iban por la carretera en sentido contrario, cuando de repente la mujer hace una mala maniobra y los autos chocan y quedan completamente destrozados, pero milagrosamente ninguno de los dos sale lastimado.
Después de salir de los automóviles, la mujer dice: “¡Increíble cómo han quedado nuestros autos! ¡Pero gracias a Dios nosotros estamos bien!... Yo creo que esta debe ser una señal divina para que nos conozcamos, seamos amigos y hagamos el amor por el resto de nuestros días.”
El empresario, impactado con la belleza de la mujer, le dice: “Coincido completamente contigo, está es una señal divina”.
La mujer va a su auto, lo revisa y dice: “Increíble otro milagro más. Mi auto está destrozado, pero a esta botella de vino no le pasó nada. Seguramente Dios quiere que la bebamos y que celebremos nuestra buena suerte.”
El empresario, totalmente de acuerdo, destapa apresuradamente la botella, hace un salud y se bebe la mitad. Después, se la devuelve para que ella beba también, pero la mujer toma la botella y le pone el tapón.
El empresario, extrañado, le pregunta: “¿Qué, tú no vas a beber?”
La mujer le responde: “No, yo prefiero esperar para después de que venga el agente de tránsito a tomarnos la prueba de alcoholemia.”

Plan de emergencia
Paul y Javier viajaban en un vuelo de Aerolíneas Unidas. Todo iba bien hasta que algo sale mal con el motor. Las sirenas comenzaron a sonar en la cabina, y el piloto emite un PSA diciendo: “Queridos pasajeros, les habla su capitán. Desafortunadamente hemos perdido un motor, pero no se preocupen que garantizaré su seguridad.”
El avión acuatiza en el mar, y el capitán les dice con calma: "Hola pasajeros, hemos descendido con éxito en el agua, ¡espero que todos ustedes estén bien! Ahora, todas las personas que pueden nadar, por favor diríjase al lado derecho del avión. La gente que no sepa nadar, por favor vaya a la izquierda.
Paul le dice a Javier: “Mira, esto es lo que me encanta de esta aerolínea, ¡siempre tienen planes de respaldo para cada situación!”
Javier le responde: “Sí, estoy de acuerdo, la tripulación parece estar muy bien entrenada para estas situaciones.”
Después de que todos se organizan de acuerdo con sus habilidades de natación, el capitán habla: “Todos los que sepan nadar y se encuentran en el lado derecho del avión, por favor evacúen el avión de inmediato y con mucho cuidado. Y a aquellos en el lado izquierdo del avión… Les agradecemos por haber volado con Aerolíneas Unidas.”

Pasajero religioso
Un hombre se sube a un taxi y le dice al conductor:
- Le pido si por favor puede apagar la radio, ya que mi religión no me permite escuchar música porque en el tiempo del profeta no había música ni radio.
El taxista un tanto molesto apaga la radio y entonces decide prender un cigarrillo, el hombre le toca el hombre y le dice:
- Le pido por favor si puede apagar su cigarrillo, ya que mi religión no permite ningún tipo de vicios porque el profeta no tenía ningún vicio.
El taxista ya muy enojado, detiene el auto, se baja y abre la puerta del pasajero.
El hombre intrigado le pregunta:
- Pero ¿qué está haciendo, por qué abre la puerta?
El taxista le dice:
- Bájese del taxi, porque en el tiempo de su profeta no había autos, así que baje y espere a que pase su camello.



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