martes, 24 de marzo de 2020

El Poema del día

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Mario Benedetti (1920-2009)
Fue un escritor, poeta, dramaturgo y periodista uruguayo integrante de la generación del 45. Su prolífica producción literaria incluyó más de ochenta libros, algunos de los cuales fueron traducidos a más de veinte idiomas.
No te rindas
No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.

Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.

Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos,

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque cada día es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estás sola,
porque yo te quiero.

lunes, 23 de marzo de 2020

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Ernesto Cardenal (Nicaragua, 1925- 1 de marzo de 2020)
Ernesto Cardenal Martínez es un poeta, sacerdote, teólogo, escritor, traductor, escultor y político nicaragüense de fama mundial, sobre todo por su obra poética, que le ha merecido varios premios internacionales. 
Amanecer
Ya están cantando los gallos.
Ya ha cantado tu gallo comadre Natalia,
ya ha cantado el tuyo compadre Justo.

Levántense de sus tapescos, de sus petates.
Me parece que oigo los congos despiertos en la otra costa.

Podemos ya soplar un tizón.
Botar la bacinilla.
Traigan un candil para vernos las caras.

Latió un perro en un rancho
y respondió el de otro rancho.
Será hora de encender el fogón comadre Juana.
La oscurana es más oscura pero porque viene el día.

Levántate Chico, levántate Pancho.
Hay un potro que montar,
hay que canaletear un bote.

Los sueños nos tenían separados, en tijeras,
tapescos y petates (cada uno con su sueño),
pero el despertar nos reúne.

La noche ya se aleja seguida de sus ceguas y cadejos.
Vamos a ver el agua muy azul: ahorita no la vemos.
Y esta tierra con sus frutales, que tampoco vemos.

Levántate Pancho Nicaragua, cogé el machete,
hay mucha yerba mala que cortar,
cogé el machete y la guitarra.

Hubo una lechuza a medianoche y un tecolote a la una.

Luna no tuvo la noche ni lucero ninguno.
Bramaban tigres en esta isla y contestaban los de la costa.

Ya se ha ido el pocoyo que dice: Jodido, Jodido.
Después el zanate clarinero cantará en la palmera,
cantará: Compañero, Compañera.

Delante de la luz va la sombra volando como un vampiro.

Levántate vos, y vos, y vos.
(Ya están cantando los gallos).

¡Buenos días les dé Dios!

domingo, 22 de marzo de 2020

El Poema del día

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Ernesto Cardenal (Nicaragua, 1925- 1 de marzo de 2020)
Ernesto Cardenal Martínez es un poeta, sacerdote, teólogo, escritor, traductor, escultor y político nicaragüense de fama mundial, sobre todo por su obra poética, que le ha merecido varios premios internacionales. 
Sobre el mojado camino

Sobre el mojado camino en el que las muchachas con sus cántaros
van y vienen,
cortado en gradas en la roca,
colgaban como cabelleras o como culebras
las lianas de los árboles.
Y una especie de superstición flotaba en todas partes.

Y abajo:
la laguna de color de limón,
pulida como jade.
Subían los gritos del agua
y el ruido de los cuerpos de color de barro contra el agua.
Una especie de superstición...

Las muchachas iban y venían con sus cantaros
cantando un antigua canto de amor.
Las que subían iban rectas como estatuas,
bajo sus frescas áncoras rojas con dibujos
los cuerpos frescos de figura de ánfora.

Y las que bajaban
iban saltando y corriendo como ciervas
y en el viento se abrían sus faldas como flores.

jueves, 19 de marzo de 2020

Destacados peruanos nacidos en marzo (III)

Domingo 24
Óscar Avilés
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Extraordinario músico y compositor, considerado con justa razón como ‘La primera guitarra del Perú’, nació el 24 de marzo de 1924, en el Callao, y a los 15 años empezó su trayectoria musical como cajonero del dúo de hermanos La Limeñita y Ascoy.
Su gusto por la música criolla se inició escuchando a su padre quien en reuniones sociales tocaba y cantaba música peruana con sus amigos. Fue su abuela materna, Carmela Alván, quien le enseñó los primeros acordes con la guitarra. Inicialmente, su padre no quería que fuera músico y la escondía su guitarra dentro de un ropero. Pero luego, presionado por sus amigos que observaron su talento, aceptó que Óscar se dedicara a la guitarra.
En 1942, con el grupo de cuerdas Núñez, Arteaga & Avilés ganó el concurso radial organizado por el periodista Roberto Nieves del diario La Noche, y a partir de entonces se le comenzó a llamar ‘La primera guitarra del Perú’.
Conformó y llevo la batuta del legendario trío Los Morochucos, entre 1947 y 1952, juntamente con Alejandro Cortez y Augusto Ego Aguirre, quienes luego de un receso volvieron a reunirse entre 1962 y 1972, para deleite de los amantes de la música criolla. En 1952 fundó la primera escuela de guitarra de estilo criollo, que mantuvo sus puertas abiertas hasta 1967. También compuso muchos temas, entre los cuales destaca la marinera limeña Canto a mi tierra.
Porfirio Vásquez, célebre representante de la música negra en el Perú, en 1963 lo definió relatando un hecho ‘ocurrido’ en el cielo: “Cantaron una jarana, san Pedro pregunta: ¿quién es? Y el Padre Eterno le responde: ese es Óscar Avilés.”
Jueves  28
Mario Vargas Llosa
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Primer peruano en ganar el Premio Nobel de Literatura en 2010, nació en Arequipa el 28 de marzo de 1936. 
Notable escritor, político y periodista peruano,  Jorge Mario Pedro VLL pasó su niñez entre Perú y Bolivia viviendo solo con su madre Dorita Llosa. A los 10 años se reencontró con su padre, Ernesto Vargas, divorciado de su madre y al que daba por muerto. Sus padres reanudaron su relación y se mudaron a Lima.
Debido a la relación tensa con su padre y por el afán de este de sosegar su rebeldía, fue inscrito en el Colegio Militar Leoncio Prado en 1950, donde obtuvo la inspiración para su obra La ciudad y los perros, publicada en 1960 y traducida a varios idiomas. Cuando cursaba cuarto de secundaria, escribió su primera obra, La huida del inca, en 1952, y a los 15 años, trabajó como de redactor en el diario La Crónica durante cuatro meses.
Retornó a Piura a continuar sus estudios y trabajar en el diario La Industria como redactor y escribiendo poemas y narraciones cortas de su autoría.
En 1953, regresó a Lima y estudió Derecho en la UNMSM, como alumno de Raúl Porras Barrenechea. Durante ese tiempo desarrolló un pensamiento marxista, y fue integrante del ‘Grupo Cahuide’. A los 18 años inició una relación amorosa con su tía Julia Urquidi que le llevaba 12 años de diferencia y con quien se casó en secreto. 
En 1958 recibió una beca para la Universidad Complutense de Madrid. Concluidos sus estudios, viajó con su esposa a París, donde empezó a escribir La ciudad y los perros, a la par que trabajaba para la agencia France Press y en la Radio Televisión Francesa, donde conducía un programa sobre literatura y conoció a grandes escritores hispanoamericanos. En 1964 se divorció de su tía Julia, y en 1965 se casó con Patricia Llosa, con quien tiene tres hijos: Álvaro, Gonzalo y Morgana.
Ingresó de lleno a la política y lanzó su candidatura a la presidencia del Perú, con el partido Frente Democrático, Fredemo, pero perdió las elecciones frente a Alberto Fujimori en 1990. Se apartó de la política aunque no dejó de opinar sobre ella.
En 2010 fue galardonado con el Nobel de Literatura “por su cartografía de las estructuras del poder y sus mordaces imágenes sobre la resistencia, la revuelta y la derrota individual”, según el Comité Noruego.
Otras de sus obras son: Conversación en la catedralLa casa verde, que obtuvo el Premio de la Crítica y el Premio Internacional Rómulo Gallegos; Los cachorros, Pantaleón y las visitadoras, La guerra del fin del mundo, La tía Julia y el escribidor, Historias de Mayta¿Quién mató a Palomino Molero?, Travesuras de la niña malaEl sueño del celta y El héroe discreto, entre otras.
Entre los múltiples premios obtenidos en su trayectoria literaria destacan el Premio Cervantes, el PEN/Nabokov y el Grinzane Cavour. Actualmente sus artículos son publicados en los periódicos más importantes del mundo, con reflexiones sobre la realidad política y social contemporánea.
Juan Sixto Prieto
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Gran compositor de música criolla, autor de muchas bellas letras y que por esas cosas raras de la vida ha tenido el fatal destino de pasar inadvertido, nació el 28 de marzo de 1902. Fue autor de las letras de los valses Destino y Fatalidad, la polca Cholita, la marinera La peruanita y muchas otras canciones.
Alejandro Toledo
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El expresidente de la República (2001-2006) nació el 28 de marzo de 1946 en la localidad de Cabana, en el departamento de Áncash.
Ingresó a la política al fundar País Posible (después Perú Posible), que participó en las elecciones generales de 1995 sin el éxito esperado. En 2000, se convirtió en el líder principal de oposición al régimen de Alberto Fujimori, con quien compitió en el proceso electoral de ese año. Tras el destape de escándalos de corrupción del régimen fujimorista y su posterior destitución, Toledo participó en las elecciones del 2001, superando en segunda vuelta a Alan García con el 53.08 % de votos válidos.
Su gobierno se marcó por el despunte macroeconómico del país, fomentando la inversión extranjera y la firma de tratados de libre comercio. Además, implementó varios proyectos de inversión en infraestructura y desarrollo humano. Pese a ello, padeció de una crisis de gobernabilidad, lo que se vio reflejado en sondeos de opinión pública que indicaron un nivel de popularidad de 8 %.
Luego de concluir su mandato, trabajó como profesor residente en el Centro de Estudios en Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Stanford y ofrece conferencias internacionales sobre democracia.
Actualmente reside en Estados Unidos y tiene una orden de repatriación emitida por la justicia peruana por presuntos actos de corrupción durante su gobierno.
Viernes 29
Zoila Aurora Cáceres Moreno
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Escritora, feminista, impulsora del voto femenino en el Perú y fundadora de la organización Feminismo Peruano y de la Unión Literaria de Países Latinoamericanos, nació en Lima el 29 de marzo de 1872, hija del expresidente Andrés Avelino Cáceres y de Antonia Moreno Leyva.
Ser hija de un mandatario le permitió una situación económica acomodada y acceso a una educación privilegiada, que la hizo políglota y de cultura cosmopolita. A consecuencia del golpe de Nicolás de Piérola, en 1895, se trasladó con su madre a Argentina y luego a Europa.
Recibió su educación en un convento de monjas en Berlín, Alemania, y en la Escuela de Altos Estudios de la Sorbona, en París. Tuvo grandes pérdidas en su vida: su hermana falleció durante la Guerra del Pacífico, y su novio en 1890. A su retorno de Europa, fundó el Centro Social de Señoras en 1905, con el fin de promover la educación de la mujer. 
En 1909 fundó en París la Unión Literaria de los Países Latinos, y conoció a su esposo, el novelista y diplomático guatemalteco Enrique Gómez Carrillo. Tras divorciarse de este, empezó su apoyo a causas feministas y a favor del catolicismo.
En 1924 fundó y presidió la organización Feminismo Peruano que luchaba por el derecho de ciudadanía de las mujeres, derecho a sufragio y la reforma del Código Civil de 1851, cuyos artículos sometían a las mujeres a la potestad de los esposos. Fue presidenta de la organización durante un año, luego volvió a Europa por sus discrepancias con el gobierno de Augusto B. Leguía.
En 1930, cuando Sánchez Cerro derrocó a Leguía, volvió a Lima y reactivó su organización Feminismo Peruano. A sus postulados iniciales, agregó la igualdad de salario de hombres y mujeres al desempeñar el mismo trabajo. Su organización repartió volantes en Lima donde se exigía el voto de la mujer. En 1931 solicitó a la junta de Gobierno, que presidía David Samanez Ocampo, que concediera el derecho al sufragio femenino, a través de un documento que fue derivado al Ministerio de Gobierno, y después rechazado por el Congreso.
Entre sus obras más importantes figuran: La rosa muerta, la más reconocida; La emancipación de la mujer, Las perlas de la rosa, La campaña de Breña, Memorias del mariscal del Perú, La ciudad del sol, Mi vida con Enrique Gómez Carrillo, La princesa Suma Tica, Labor de Armonía interamericana en los Estados Unidos de Norteamérica, Epistolario relativo a Miguel de Unamuno, y Unamuno y el Perú.

martes, 17 de marzo de 2020


 Pablo Neruda (1904-1973)

Seudónimo de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, poeta chileno, considerado entre los más destacados e influyentes artistas de su siglo; “el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma”, según Gabriel García Márquez.​ Premio Nobel de Literatura 1971.


Alturas de Machu Picchu
I
Del aire al aire, como una red vacía,
iba yo entre las calles y la atmósfera, llegando y despidiendo,
en el advenimiento del otoño la moneda extendida
de las hojas, y entre la primavera y las espigas,
lo que el más grande amor, como dentro de un guante
que cae, nos entrega como una larga luna.

(Días de fulgor vivo en la intemperie
de los cuerpos: aceros convertidos
al silencio del ácido:
noches desdichadas hasta la última harina:
estambres agredidos de la patria nupcial.)

Alguien que me esperó entre los violines
encontró un mundo como una torre enterrada
hundiendo su espiral más abajo de todas
las hojas de color de ronco azufre:
más abajo, en el oro de la geología,
como una espada envuelta en meteoros,
hundí la mano turbulenta y dulce
en lo más genital de lo terrestre.

Puse la frente entre las olas profundas,
descendí como gota entre la paz sulfúrica,
y, como un ciego, regresé al jazmín
de la gastada primavera humana.

II
Si la flor a la flor entrega el alto germen
y la roca mantiene su flor diseminada
en su golpeado traje de diamante y arena,
el hombre arruga el pétalo de la luz que recoge
en los determinados manantiales marinos
y taladra el metal palpitante en sus manos.
Y pronto, entre la ropa y el humo, sobre la mesa hundida,
como una barajada cantidad, queda el alma:
cuarzo y desvelo, lágrimas en el océano
como estanques de frío: pero aún
mátala y agonízala con papel y con odio,
sumérgela en la alfombra cotidiana, desgárrala
entre las vestiduras hostiles del alambre.

No: por los corredores, aire, mar o caminos,
quién guarda sin puñal (como las encarnadas
amapolas) su sangre? La cólera ha extenuado
la triste mercancía del vendedor de seres,
y, mientras en la altura del ciruelo, el rocío
desde mil años deja su carta transparente
sobre la misma rama que lo espera, oh corazón, oh frente triturada
entre las cavidades del otoño.
Cuántas veces en las calles del invierno de una ciudad o en
un autobús o un barco en el crepúsculo, o en la soledad
más espesa, la de la noche de fiesta, bajo el sonido
de sombras y campanas, en la misma gruta del placer humano,
me quise detener a buscar la eterna veta insondable
que antes toqué en la piedra o en el relámpago que el beso desprendía.

(Lo que en el cereal como una historia amarilla
de pequeños pechos preñados va repitiendo un número
que sin cesar es ternura en las capas germinales,
y que, idéntica siempre, se desgrana en marfil
y lo que en el agua es patria transparente, campana
desde la nieve aislada hasta las olas sangrientas.)

No pude asir sino un racimo de rostros o de máscaras
precipitadas, como anillos de oro vacío,
como ropas dispersas hijas de un otoño rabioso
que hiciera temblar el miserable árbol de las razas asustadas.

No tuve sitio donde descansar la mano
y que, corriente como agua de manantial encadenado,
o firme como grumo de antracita o cristal,
hubiera devuelto el calor o el frío de mi mano extendida.
Qué era el hombre? En qué parte de su conversación abierta
entre los almacenes de los silbidos, en cuál de sus movimientos metálicos
vivía lo indestructible, lo imperecedero, la vida?

III
El ser como el maíz se desgranaba en el incansable
granero de los hechos perdidos, de los acontecimientos
miserables, del uno al siete, al ocho,
y no una muerte, sino muchas muertes llegaba a cada uno:
cada día una muerte pequeña, polvo, gusano, lámpara
que se apaga en el lodo del suburbio, una pequeña muerte de alas gruesas
entraba en cada hombre como una corta lanza
y era el hombre asediado del pan o del cuchillo,
el ganadero: el hijo de los puertos, o el capitán oscuro del arado,
o el roedor de las calles espesas:

todos desfallecieron esperando su muerte, su corta muerte diaria:
y su quebranto aciago de cada día era
como una copa negra que bebían temblando.

IV
La poderosa muerte me invitó muchas veces:
era como la sal invisible en las olas,
y lo que su invisible sabor diseminaba
era como mitades de hundimientos y altura
o vastas construcciones de viento y ventisquero.

Yo al férreo vine, a la angostura
del aire, a la mortaja de agricultura y piedra,
al estelar vacío de los pasos finales
y a la vertiginosa carretera espiral:
pero, ancho mar, oh muerte!, de ola en ola no vienes,
sino como un galope de claridad nocturna
o como los totales números de la noche.

Nunca llegaste a hurgar en el bolsillo, no era
posible tu visita sin vestimenta roja:
sin auroral alfombra de cercado silencio:
sin altos enterrados patrimonios de lágrimas.

No pude amar en cada ser un árbol
con su pequeño otoño a cuestas (la muerte de mil hojas)
todas las falsas muertes y las resurrecciones
sin tierra, sin abismo:
quise nadar en las más anchas vidas,
en las más sueltas desembocaduras,
y cuando poco a poco el hombre fue negándome
y fue cerrando paso y puerta para que no tocaran
mis manos manantiales su inexistencia herida,
entonces fui por calle y calle y río y río,
y ciudad y ciudad y cama y cama,
y atravesó el desierto mi máscara salobre,
y en las últimas casas humilladas, sin lámpara, sin fuego,
sin pan, sin piedra, sin silencio, solo,
rodé muriendo de mi propia muerte.

V

No eras tú, muerte grave, ave de plumas férreas,
la que el pobre heredero de las habitaciones
llevaba entre alimentos apresurados, bajo la piel vacía:
era algo, un pobre pétalo de cuerda exterminada:
un átomo del pecho que no vio al combate
o el áspero rocío que no cayó en la frente.
Era lo que no pudo renacer, un pedazo
de la pequeña muerte sin paz ni territorio:
un hueso, una campana que morían en él.
Yo levanté las vendas del yodo, hundí las manos
en los pobres dolores que mataban la muerte,
y no encontré en la herida sino una racha fría
que entraba por los vagos intersticios del alma.

VI

Entonces en la escala de la tierra he subido
entre la atroz maraña de las selvas perdidas
hasta ti, Machu Picchu.
Alta ciudad de piedras escalares,
por fin morada del que lo terrestre
no escondió en las dormidas vestiduras.
En ti, como dos líneas paralelas,
la cuna del relámpago y del hombre
se mecían en un viento de espinas.

Madre de piedra, espuma de los cóndores.

Alto arrecife de la aurora humana.

Pala perdida en la primera arena.

Esta fue la morada, este es el sitio:
aquí los anchos granos del maíz ascendieron
y bajaron de nuevo como granizo rojo.

Aquí la hebra dorada salió de la vicuña
a vestir los amores, los túmulos, las madres,
el rey, las oraciones, los guerreros.

Aquí los pies del hombre descansaron de noche
junto a los pies del águila, en las altas guaridas
carniceras, y en la aurora
pisaron con los pies del trueno la niebla enrarecida,
y tocaron las tierras y las piedras
hasta reconocerlas en la noche o la muerte.

Miro las vestiduras y las manos,
el vestigio del agua en la oquedad sonora,
la pared suavizada por el tacto de un rostro
que miró con mis ojos las lámparas terrestres,
que aceitó con mis manos las desaparecidas
maderas: porque todo, ropaje, piel, vasijas,
palabras, vino, panes,
se fue, cayó a la tierra.

Y el aire entró con dedos
de azahar sobre todos los dormidos:
mil años de aire, meses, semanas de aire,
de viento azul, de cordillera férrea,
que fueron como suaves huracanes de pasos
lustrando el solitario recinto de la piedra.

VII

Muertos de un solo abismo, sombras de una hondonada,
la profunda, es así como al tamaño
de vuestra magnitud
vino la verdadera, la más abrasadora
muerte y desde las rocas taladradas,
desde los capiteles escarlata,
desde los acueductos escalares
os desplomasteis como en un otoño
en una sola muerte.
Hoy el aire vacío ya no llora,
ya no conoce vuestros pies de arcilla,
ya olvidó vuestros cántaros que filtraban el cielo
cuando lo derramaban los cuchillos del rayo,
y el árbol poderoso fue comido
por la niebla, y cortado por la racha.

Él sostuvo una mano que cayó de repente
desde la altura hasta el final del tiempo.
Ya no sois, manos de araña, débiles
hebras, tela enmarañada:
cuanto fuisteis cayó: costumbres, sílabas
raídas, máscaras de luz deslumbradora.

Pero una permanencia de piedra y de palabra:
la ciudad como un vaso se levantó en las manos
de todos, vivos, muertos, callados, sostenidos
de tanta muerte, un muro, de tanta vida un golpe
de pétalos de piedra: la rosa permanente, la morada:
este arrecife andino de colonias glaciales.

Cuando la mano de color de arcilla
se convirtió en arcilla, y cuando los pequeños párpados se cerraron
llenos de ásperos muros, poblados de castillos,
y cuando todo el hombre se enredó en su agujero,
quedó la exactitud enarbolada:
el alto sitio de la aurora humana:
la más alta vasija que contuvo el silencio:
una vida de piedra después de tantas vidas.

VIII

Sube conmigo, amor americano.
Besa conmigo las piedras secretas.
La plata torrencial del Urubamba
hace volar el polen a su copa amarilla.

Vuela el vacío de la enredadera,
la planta pétrea, la guirnalda dura
sobre el silencio del cajón serrano.
Ven, minúscula vida, entre las alas
de la tierra, mientras -cristal y frío, aire golpeado-
apartando esmeraldas combatidas,
oh agua salvaje, bajas de la nieve.

Amor, amor, hasta la noche abrupta,
desde el sonoro pedernal andino,
hacia la aurora de rodillas rojas,
contempla el hijo ciego de la nieve.

Oh, Wilkamayu de sonoros hilos,
cuando rompes tus truenos lineales
en blanca espuma, como herida nieve,
cuando tu vendaval acantilado
canta y castiga despertando al cielo,
qué idioma traes a la oreja apenas
desarraigada de tu espuma andina?

Quién apresó el relámpago del frío
y lo dejó en la altura encadenado,
repartido en sus lágrimas glaciales,
sacudido en sus rápidas espadas,
golpeando sus estambres aguerridos,
conducido en su cama de guerrero,
sobresaltado en su final de roca?

Qué dicen tus destellos acosados?
Tu secreto relámpago rebelde
antes viajó poblado de palabras?
Quién va rompiendo sílabas heladas,
idiomas negros, estandartes de oro,
bocas profundas, gritos sometidos,
en tus delgadas aguas arteriales?

Quién va cortando párpados florales
que vienen a mirar desde la tierra?
Quién precipita los racimos muertos
que bajan en tus manos de cascada
a desgranar su noche desgranada
en el carbón de la geología?

Quién despeña la rama de los vínculos?
Quién otra vez sepulta los adioses?

Amor, amor, no toques la frontera,
ni adores la cabeza sumergida:
deja que el tiempo cumpla su estatura
en su salón de manantiales rotos,
y, entre el agua veloz y las murallas,
recoge el aire del desfiladero,
las paralelas láminas del viento,
el canal ciego de las cordilleras,
el áspero saludo del rocío,
y sube, flor a flor, por la espesura,
pisando la serpiente despeñada.

En la escarpada zona, piedra y bosque,
polvo de estrellas verdes, selva clara,
Mantur estalla como un lago vivo
o como un nuevo piso del silencio.

Ven a mi propio ser, al alba mía,
hasta las soledades coronadas.
El reino muerto vive todavía.

Y en el Reloj la sombra sanguinaria
del cóndor cruza como una nave negra.

IX

Águila sideral, viña de bruma.
Bastión perdido, cimitarra ciega.
Cinturón estrellado, pan solemne.
Escala torrencial, párpado inmenso.
Túnica triangular, polen de piedra.
Lámpara de granito, pan de piedra.
Serpiente mineral, rosa de piedra.
Nave enterrada, manantial de piedra.
Caballo de la luna, luz de piedra.
Escuadra equinoccial, vapor de piedra.
Geometría final, libro de piedra.

Témpano entre las ráfagas labrado.
Madrépora del tiempo sumergido.
Muralla por los dedos suavizada.
Techumbre por las plumas combatida.
Ramos de espejo, bases de tormenta.
Tronos volcados por la enredadera.
Régimen de la garra encarnizada.
Vendaval sostenido en la vertiente.
Inmóvil catarata de turquesa.
Campana patriarcal de los dormidos.
Argolla de las nieves dominadas.
Hierro acostado sobre sus estatuas.
Inaccesible temporal cerrado.
Manos de puma, roca sanguinaria.
Torre sombrera, discusión de nieve.
Noche elevada en dedos y raíces.
Ventana de las nieblas, paloma endurecida.
Planta nocturna, estatua dc los truenos.
Cordillera esencial, techo marino.
Arquitectura de águilas perdidas.
Cuerda del cielo, abeja de la altura.
Nivel sangriento, estrella construida.
Burbuja mineral, luna de cuarzo.
Serpiente andina, frente de amaranto.
Cúpula del silencio, patria pura.
Novia del mar, árbol de catedrales.
Ramo de sal, cerezo de alas negras.
Dentadura nevada, trueno frío.
Luna arañada, piedra amenazante.
Cabellera del frío, acción del aire.
Volcán de manos, catarata oscura.
Ola de plata, dirección del tiempo.

X

Piedra en la piedra, el hombre, dónde estuvo?
Aire en el aire, el hombre, dónde estuvo?
Tiempo en el tiempo, el hombre, dónde estuvo?
Fuiste también el pedacito roto
de hombre inconcluso, de águila vacía
que por las calles de hoy, que por las huellas,
que por las hojas del otoño muerto
va machacando el alma hasta la tumba?

La pobre mano, el pie, la pobre vida...
Los días de la luz deshilachada
en ti, como la lluvia
sobre las banderillas de la fiesta,
dieron pétalo a pétalo de su alimento oscuro
en la boca vacía?

Hambre, coral del hombre,
hambre, planta secreta, raíz de los leñadores,
hambre, subió tu raya de arrecife
hasta estas altas torres desprendidas?

Yo te interrogo, sal de los caminos,
muéstrame la cuchara, déjame, arquitectura,
roer con un palito los estambres de piedra,
subir todos los escalones del aire hasta el vacío,
rascar la entraña hasta tocar el hombre.

Macchu Picchu, pusiste
piedra en la piedra, y en la base, harapos?
Carbón sobre carbón, y en el fondo la lágrima?
Fuego en el oro, y en él, temblando el rojo
goterón de la sangre?
Devuélveme el esclavo que enterraste!
Sacude de las tierras el pan duro
del miserable, muéstrame los vestidos
del siervo y su ventana.
Dime cómo durmió cuando vivía.

Dime si fue su sueño
ronco, entreabierto, como un hoyo negro
hecho por la fatiga sobre el muro.
El muro, el muro! Si sobre su sueño
gravitó cada piso de piedra, y si cayó bajo ella
como bajo una luna, con el sueño!

Antigua América, novia sumergida,
también tus dedos,
al salir de la selva hacia el alto vacío de los dioses,
bajo los estandartes nupciales de la luz y el decoro,
mezclándose al trueno de los tambores y de las lanzas,
también, también tus dedos,
los que la rosa abstracta y la línea del frío, los
que el pecho sangriento del nuevo cereal trasladaron
hasta la tela de materia radiante, hasta las duras cavidades,
también, también, América enterrada, guardaste en lo más bajo
en el amargo intestino, como un águila, el hambre?

XI

A través del confuso esplendor,
a través de la noche de piedra, déjame hundir la mano
y deja que en mí palpite, como un ave mil años prisionera
el viejo corazón del olvidado!
Déjame olvidar hoy esta dicha, que es más ancha que el mar,
porque el hombre es más ancho que el mar y que sus islas,
y hay que caer en él como en un pozo para salir del fondo
con un ramo de aguas secretas y de verdades sumergidas.
Déjame olvidar, ancha piedra, la proporción poderosa,
la trascendente movida, las piedras del panal,
y de la escuadra déjame hoy resbalar
la mano sobre la hipotenusa de áspera sangre y silicio.

Cuando, como una herradura de élitros rojos, el cóndor furibundo
me golpea las sienes en el orden del vuelo
y el huracán de plumas carniceras barre el polvo sombrío
de las escalinatas diagonales, no veo la bestia veloz,
no veo el ciego ciclo de sus barras,
veo el antiguo ser, servidor, el dormido
en los campos, veo el cuerpo, mil cuerpos, un hombre, mil mujeres,
bajo la racha negra, negros de lluvia y noches,
con la piedra pesada de la estatua:
Juan Cortapiedras, hijo de Wiracocha,
Juan Comefrío, hijo de estrella verde,
Juan Piesdescalzos, nieto de la turquesa,
sube a nacer conmigo, hermano.

XII

Sube a nacer conmigo, hermano.
Dame la mano desde la profunda
zona de tu dolor diseminado.
No volverás del fondo de las rocas.
No volverás del tiempo subterráneo.
No volverá tu voz endurecida.
No volverán tus ojos taladrados.

Mírame desde el fondo de la tierra,
labrador, tejedor, pastor callado:
domador de guanacos tutelares:
albañil del andamio desafiado:
aguador de las lágrimas andinas:
joyero de los dedos machacados:
agricultor temblando en la semilla:
alfarero en tu greda derramado:
traed a la copa de esta nueva vida
vuestros viejos dolores enterrados.

Mostradme vuestra sangre y vuestro surco,
decidme: aquí fui castigado,
porque la joya no brilló o la tierra
no entregó a tiempo la piedra o el grano:
señaladme la piedra en que caísteis
y la madera en que os crucificaron,
encendedme los viejos pedernales,
las viejas lámparas, los látigos pegados
a través de los siglos en las llagas
y las hachas de brillo ensangrentado.

Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta.

A través de la tierra juntad todos
los silenciosos labios derramados
y desde el fondo habladme toda esta larga noche
como si yo estuviera con vosotros anclado,
contadme todo, cadena a cadena,
eslabón a eslabón, y paso a paso,
afilad los cuchillos que guardasteis,
ponedlos en mi pecho y en mi mano,
como un río de rayos amarillos,
como un río de tigres enterrados,
y dejadme llorar, horas, días, años,
edades ciegas, siglos estelares.

Dadme el silencio, el agua, la esperanza.

Dadme la lucha, el hierro, los volcanes.

Apegadme los cuerpos como imanes.

Acudid a mis venas y a mi boca.

Hablad por mis palabras y mi sangre.

lunes, 16 de marzo de 2020

El Poema del día

image.png Manuel Scorza (1928-1983)
Manuel Scorza Torres fue un novelista, poeta, político y editor peruano de la Generación del 50, atento a los fenómenos sociales y observador de los problemas del Perú de la época que le cupo vivir. En su poesía caben la imagen tradicional y la surrealista, la exaltación épica y la intimidad lírica, lo social y lo amoroso. Recibió el Premio Nacional de Poesía en 1956.
Crepúsculo para Ana

Solo para alcanzarte escribí este libro.
Noche a noche,
en la helada madriguera
cavé mi pozo más profundo,
para que surgiera, más alta,
el agua enamorada de este canto.

Yo sé que un día las gentes
querrán saber por qué hay tanto rocío en las praderas,
yo sé que un día
irán ansiosas a los campos,
seguirán los hilos de los prados,
y a través de las florestas
llegarán hasta mi pecho,
y comprenderán,
-lo siento, estoy sintiéndolo-,
que es mi amor quien platea por ti el mundo en las mañanas,
y verás esta hoguera.

Desde ciudades enterradas,
desde salones sumergidos,
desde balcones lejanísimos,
verás este amor,
y escucharás mi voz
ardiendo de hermosura,
y comprenderás que solo por ti he cantado.
Porque solo por ti estoy cantando.

¡Solo por ti resplandece
mi corazón extraviado!
¡Solo para que me veas,
ilumino mi rostro oscurecido!
¡Solo para que en algún lugar me mires
enciendo, con mis sueños, esta hoguera!
¡El Mudo,
El Amargo,
El Que Se Quedaba Silencioso,
te habla ahora a borbotones,
te grita cataratas, inmensidades!

Algún día amarás,
alguna vez
en las lianas de la ternura enredada
comprenderás que cuando el dolor nos llega
es imposible hablar;
cuando la vida pesa, las manos pesan:
es imposible escribir.
Hasta que con los años las escamas se nos caen.
Y un día, al volver el rostro,
vemos a lo lejos,
como remotos barcos encallados,
cosas que creíamos llevar dentro,
y miramos que son musgo los amores más ardientes.
¡El hombre enceguecido
no escucha las campanadas silenciosas de la hierba,
hasta que encuentra en los caminos,
como culebra, su antigua piel,
y reconoce entre las ruinas
su vieja máscara oxidada,
y descubre agujeros rotos
do eran ojos fulgurantes,
porque el tiempo crudelísimo
injurió el Rostro Puro,
y los años nos pusieron
anteojos de melancolía,
con los ojos que se mira la ruina,
el otoño,
la grosura de las mujeres!

Surge entonces
el Dolor inextinguible,
cual surge ahora esta voz
que llora por los días hermosos,
cuando la vida era azul.
Porque todo lo que nace ha de morir.
¡No digo más porque me entiendes!
Tú sabes que solo quiero
que, en algún lugar, leas esta carta,
antes que envejezcan los carteros
que te buscan
a la salida de las iglesias,
entre las recién casadas,
a la hora del jazmín rendido.

¡Quiero que el rayo de mi ternura
traspase con lanza a los que no conozco,
y salte noche hirviendo
a los ojos de los que abran este libro,
y en algún lugar
un día de este mundo,
me oigas
y te vuelvas,
como quien se vuelve extrañado
al sentir detrás el resplandor de un incendio,
y comprendas que estoy ardiendo por ti,
quemándome
solo para que veas,
desde tan lejos, esta luz!

domingo, 15 de marzo de 2020

Destacados peruanos fallecidos en marzo (II)

Domingo 15
Javier Heraud
El recordado poeta murió acribillado en una emboscada de los miembros de la Guardia Republicana del Perú el 15 de marzo de 1962. Fue un poeta nacido en Lima el 19 de enero de 1942, hijo de Jorge Heraud Cricet y Victoria Pérez Tellería.
En 1947 ingresó al Colegio de los Sagrados Corazones de Belén, y en 1948 se incorporó al primer año de primaria en el Colegio Markham donde cursó todo su período de instrucción escolar. Al concluir sus estudios, recibió el Primer Premio de Literatura.
Además de como poeta destacó en competencias deportivas y logró numerosos trofeos.
En 1958 ingresó a la Facultad de Letras de la PUCP y ese mismo año ocupó una plaza de profesor en el Instituto Industrial, donde dictó cursos de castellano e inglés.
En 1961 se inscribió en las filas del Movimiento Social Progresista de tendencia social-demócrata, por el cual participó en la manifestación contra la llegada de Richard Nixon al Perú, en ese entonces, vicepresidente de Estados Unidos. Ese mismo año publicó su poemario El Viaje.
Tras conocer Moscú, China, París y Madrid recibió una beca para estudiar cine y viajó a Cuba, donde junto a otros comunistas de Chile conoció a Fidel Castro.
Escribió los poemarios El río (1960), El viaje (1961) y Poesías completas y Homenaje (1964).
Martes 17
Mateo Pumacahua
Durante la rebelión de Túpac Amaru II, entre 1780 y 1781, contribuyó a la causa realista con pertrechos y hombres. Paralelamente, ganó prestigio entre la nobleza inca, y fue elegido Alférez Real de Indios Nobles del Cusco en 1802.
Apoyó las campañas de ‘pacificación’, tras derrotar a los rebeldes, y en reconocimiento por sus servicios obtuvo rango militar y llegó a ser coronel de infantería. En 1811, respaldó la campaña en el Alto Perú del brigadier Goyeneche. En 1813, siendo integrante de la Real Audiencia del Cusco, de la que había llegado a ser presidente interino en 1807, tuvo noticia de la Constitución liberal española de 1812, que derogara Fernando VII, y de las muchas Leyes de Indias que no se aplicaban.
No obstante su avanzada edad, se unió entonces a otros líderes indígenas descontentos y a criollos liberales demandando la vigencia de la Carta española de 1812. Junto con el criollo apurimeño José Angulo y dos oficiales del ejército, el coronel Domingo Luis Astete y el teniente coronel Juan Tomás Moscoso, formó en el Cusco, el 3 de agosto de 1814, una junta de gobierno según dicha Constitución y llamó al pueblo a ponerla en vigencia por las armas. Luego encabezó una expedición hacia Arequipa, donde venció a los españoles en la Apacheta el 9 de noviembre, e ingresó a la ciudad al día siguiente.
Ante la proximidad de las fuerzas realistas, Pumacahua dejó Arequipa el 30 de noviembre y buscó hacerse fuerte en Cusco y Puno. En las inmediaciones de Umachiri (Puno), el 11 de marzo de 1815, el ejército rebelde sufrió aplastante derrota. Pumacahua fue apresado en Sicuani, y se le sentenció a morir decapitado, pena que se cumplió el 17 de marzo.
Sus pronunciamientos y la carta al virrey José Fernando de Abascal y Sousa, Marqués de la Concordia (1806-1816), firmados por la junta de gobierno del Cusco en agosto de 1814, tienen el mérito de expresar un anhelo de soberanía basado en leyes libremente votadas.
Nació en 1740 y fue cacique de Chinchero, su pueblo natal; Maras, Guayllabamba, Umasbamba y Sequecancha.
Miércoles 18
Luis Felipe Angell de Lama
Más conocido como ‘Sofocleto’, fue un escritor, periodista, político y humorista peruano que falleció en Lima el 18 de marzo del 2004.
Nació en 
Paita (Piura) el 12 de abril de 1926. A los 4 años se trasladó con su familia a Lima; a los 7, empezó a escribir sus primeros versos, y a los 9, escribió su primer soneto, que con el tiempo llegarían a sumar más de 12 mil.
Estudió en la UNMSM, en la PUCP, en Coimbra (Portugal) y en la Sorbona de París, donde acumuló en su cerebro los idiomas, inglés, portugués, francés e italiano, aparte de conocer latín y ruso.
Ingresó al Ministerio de Relaciones Exteriores el 25 de marzo de 1947, al Servicio Diplomático peruano el 1 de enero de 1951 y solicitó su pase al retiro el 31 de octubre de 1967, para dedicarse plenamente a su vocación de escritor, periodista, comentarista deportivo y político, humorista y poeta.
Al terminar la década del setenta fundó un diario humorístico de dos páginas en una sola hoja llamado Don Sofo, del que él era el único escritor y cuyo editorial llevaba el nombre ‘Peditorial’. En su clásico estilo burlón, destapaba las irregularidades de los gobiernos y de los personajes de turno, a la mayoría de los cuales puso apodos que se recuerdan hasta hoy.
Lunes 30
Manuel Covarrubias
Autor de inolvidables y hermosos valses, conocido por sus amigos como ‘Mañuco’, falleció en Lima el  de marzo de 1975.
Entre sus grandes valses criollos figuran A mi madre, Pedro Arzola, Tus pupilas, Las flores de mi bandera, El jilguerillo, Zoila Rosa, Las limeñas, Sueños de amor, y muchos otros. Se le atribuye la autoría del vals Ocarinas.
Manuel Covarrubias Castillo nació el 14 de Mayo de 1896 en la cuadra 11 del Jirón Lampa, hijo de Felipe Covarrubias y de Encarnación Castillo, y desde muy joven se dedicó al oficio del marmolista. Fue precisamente este último lo que le permitió salir adelante. Comentaban sus amigos que era muy bueno con el mármol, pero su pasión por la música fue más fuerte. Fue ese amor y la dedicación lo que le llevó a ser uno de los más grandes compositores del criollismo.


sábado, 14 de marzo de 2020

Destacados peruanos nacidos en marzo (II)

Sábado 14
Cholo Berrocal
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Su nombre completo era Isidoro Berrocal Coronado, pero se hizo conocido en nuestro país y gran parte de Latinoamérica como El Cholo Berrocal, y fue un destacado cantautor caravileño que nació el 14 de marzo de 1937.
Hijo de don Isidoro Berrocal Vizcardo y doña Rosa Coronado Espinosa, vivió en Caravelí hasta los 11 años de edad. Su prematura ceguera lo hizo desarrollar su natural vocación por la música, acompañado de su guitarra que manejaba con maestría.
Viajó a Lima a seguir sus estudios en el Instituto Nacional de Ciegos y ya joven fue operado por el mejor especialista en ojos de la época, el Dr. Castro Viejo, gracias a la recomendación de la señora Clorinda Málaga, esposa delentonces presidente Manuel Prado.
Compositor, músico e intérprete de un estilo que se identificaba con el sentir popular, supo pasear su arte por diferentes países en donde fue ídolo, especialmente en Ecuador y Colombia.
Como compositor de éxitos, incursionó en los diversos géneros musicales, destacando en la música criolla costeña, la música melódica internacional y la música vernacular andina que le dieron la identidad de Cholo, como su nombre artístico.
En él genero criollo costeño, Berrocal tiene una producción extensa y sentida con valses como: En tinieblas, Caravelí, Adiós a la Patria, Quimeras, No me beses, Orillas de pescadores y otros igualmente sentimentales, al lado de polkas como El Soldado y tonderos como A mi pueblo me voy.
En el género melódico internacional se recuerdan sus boleros Amor de contrabando, Me engañas mujer, Falsa mujer. En el género vernacular andino, destaca por su mayor difusión el huayno Provincianita, una de sus numerosas composiciones.
Con acompañamiento de cuerdas del que también formaba parte, el Cholo grabó numerosos discos simples y LP que forman parte de las colecciones privadas de los amantes de la música criolla en todos sus géneros, entre ellos: Adiós a la Patria, Payaso, El Pastorcito, El Cholo Berrocal, y otros.
Falleció en Lima en el año 1983 a la temprana edad de 46 años.
Lunes 16
César Vallejo
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El más grande poeta de habla española del siglo que pasó, César Abraham Vallejo Mendoza, nació el 16 de marzo de 1892, en la ciudad de Santiago de Chuco, que por entonces pertenecía a la provincia de Sánchez Carrión (Huamachuco).
En 1910 se matriculó en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional de Trujillo, pero debido a la carencia económica retornó a su pueblo, a trabajar y ahorrar para continuar luego sus estudios.
En 1918, César Vallejo publicó su primer poemario, Los heraldos negros, con patentes influencias modernistas, sobre todo de Julio Herrera y Reissig. Esta obra contiene, además, muestras de lo que sería una constante en su obra: la solidaridad del poeta con los sufrimientos de los hombres, que se transforma en un grito de rebelión contra la sociedad.
Acusado injustamente de robo e incendio durante una revuelta popular (1920), Vallejo pasó tres meses y medio en la cárcel, durante los cuales escribió otra de sus obras maestras, Trilce (1922), que supone la ruptura definitiva con el modernismo y con el nacionalismo literario.
En 1923, tras publicar Escalas melografiadas y Fabla salvaje, marchó a París, donde conoció a Juan Gris y Vicente Huidobro, y fundó la revista Favorables y París Poema (1926). En 1928 y 1929 visitó Moscú y en 1930 viajó a España, donde apareció la segunda edición de Trilce.. De 1931 son su novela Tungsteno y el cuento Paco Yunque. En 1932 escribió la obra de teatro Lock-out y se afilió al Partido Comunista Español. Regresó a París, donde vivió en la clandestinidad, y donde, tras estallar la guerra civil, reunió fondos para la causa republicana.
A inicios de 1938 se encontraba trabajando en París como profesor de Lengua y Literatura, y el día 24 de marzo es internado por una enfermedad desconocida. Falleció el 15 de abril de 1938, un viernes santo con llovizna en París, pero no un jueves, como se cree que vaticinó en un poema suyo (Piedra negra sobre una piedra blanca).
Lunes 16
Manuel Acosta Ojeda
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El popular ‘Mao’, autor del valse Madre, convertido en un himno a las madres, nació el16 de marzo de 1930, en Lima. Dedicó la mayor parte de su vida al cultivo, difusión y estudio de la música criolla, con más de mil composiciones de entre las cuales destaca la citada canción por su mensaje y a quien va dirigida.
Estudió en el Centro Escolar ‘Ricardo Palma’, en el colegio Salesianos y en el colegio ‘José María Eguren’ de Barranco. De niño gustaba escribir versos, y para minar una débil inclinación religiosa su padre decidió llevarlo todos los domingos a una picantería arequipeña del jirón San Miguel en Surquillo. En ese ambiente el joven comenzó a gustar del criollismo musical.
En su trayectoria llegó a conocer a personalidades de la música como ‘El Canario Negro’, Porfirio Vásquez, y sus hijos; Nicomedes Santa Cruz, los hermanos Ascues y Luciano Huambachano, entre otros.
Entre sus principales temas figura En un Atardecer, estrenado por Los Chamas en Radio El Sol en 1954, que constituyó un éxito. Su consagración definitiva fue el valse Madre, al que siguieron Rumor de manantiales, Si tú me quisieras, Puedes irte, y muchos más.
José Watanabe
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Reconocido periodista y poeta, nació el 16 de marzo de 1945, en Laredo, un pequeño pueblo ubicado al este de Trujillo. Tuvo una infancia muy pobre, pues sus padres trabajaban como campesinos en una hacienda azucarera al norte del país.
La suerte de su familia cambió cuando ganaron la lotería de Lima y Callao y se trasladó a Trujillo, capital de La Libertad. Viajaría después a Lima para seguir estudios superiores, aunque Laredo siempre se mantuvo en su memoria, por lo que muchos de sus poemas se inspiraron y se ubican en aquel inolvidable lugar para él.
Tras abandonar sus estudios de Arquitectura en la universidad Federico Villarreal, su formación se volvió autodidacta y se formó como poeta, guionista de cine y de documentales, además de involucrarse en el periodismo, hasta su fallecimiento el 25 de abril de 2007, en Lima.
Entre sus poemarios publicados, figuran: Álbum de familia (1971), El huso de la palabra (1989), Historia natural (1994), Cosas del cuerpo (1999), Antígona (versión libre de la tragedia de Sófocles, 2000), Habitó entre nosotros (2002) y Lo que queda (Antología, Monte Ávila, Caracas, 2005).
Jueves 19
José Gabriel Condorcanqui
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Conocido como Túpac Amaru II y caudillo indígena líder de la mayor revolución contra la Colonia que se instauró en América durante el siglo XVII, nació en Tinta el 19 de marzo de 1738.
Lideró la 'Gran Rebelión' que se desarrolló en el Virreinato del Río de la Plata y el Virreinato del Perú, que se inició el 4 de noviembre de 1780 con la captura del corregidor Arriaga.
Fue el primero en pedir la libertad de toda América de cualquier dependencia. Decretó la abolición de la esclavitud negra por primera vez en América y es reconocido como el fundador de la identidad nacional.
Eduardo López de Romaña
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Ingeniero, empresario y político, que ocupó la presidencia del Perú entre 1899 y 1903, y dio inicio a la etapa denominada República aristocrática, nació en Arequipa el 19 de marzo de 1847.
López de Romaña y Alvizuri fue miembro de una prominente familia arequipeña, de raíces coloniales, y se educó en Inglaterra, especializándose en la construcción de puentes para vías férreas. Trabajó en la India y Brasil, luego retornó al Perú y radicó en Arequipa.
Participó en la defensa de la Patria cuando la Guerra del Pacífico; y durante el segundo gobierno de Nicolás de Piérola fue nombrado titular del flamante Ministerio de Fomento, en 1896. Además, llegó a ser alcalde de Arequipa en 1897. Dos años después fue nombrado candidato a la presidencia representando a la Alianza Demócrata-Civilista, y triunfó por mayoría de votos.
En su gobierno prosiguió con el desarrollo de la agricultura, la minería y la industria; y afrontó los problemas derivados de la política de chilenización en los territorios de Tacna y Arica, que estaban bajo el poder chileno. Culminó su mandato sin mayor problema, tras lo cual se retiró a la vida privada.
Falleció en el balneario termal de Yura, Arequipa, el 26 de mayo de 1912.
José Sabogal
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Nació como José Arnaldo Sabogal Diéguez en Cajabamba, provincia de Cajamarca, el 19 de marzo de 1888, y a los 16 años empezó a trabajar en la hacienda Cartavio como capataz, con el fin de ahorrar y viajar a Europa. A la edad 20 años viajó a Italia, en cuya  Escuela de Desnudo de la Academia de Bellas Artes de Roma estudió dibujo, y a la vez asistía a la Academia Española de Roma, durante dos años.
Viajero empedernido, recorrió también el sur Francia, las costas de Argelia y Marruecos y Buenos Aires donde vivió por un tiempo, y estudió en la Academia Nacional de Bellas Artes de 1912 hasta 1918.
En 1913 fue profesor en la Escuela Normal de Jujuy; en 1915 inició exposiciones colectivas de su obra en Buenos Aires y de paisajes de la zona de Jujuy.
En 1919, expuso Caricaturas, en el Teatro Excelsior del Cusco, y viajó a Lima para exponer más de 30 de sus obras tituladas  Impresiones del Ccoscco, que causó revuelo en la Lima aristocrática y clasista.
En 1920 fue nombrado profesor auxiliar de pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA); pintó imágenes de mujeres limeñas: tapadas y devotas; ilustró dos veces la portada de la revista Mundial con imágenes criollas, e hizo viñetas para los Cuentos incaicos y Los hijos del Sol, de Abraham Valdelomar. En 1922 viajó a México con su esposa, la escritora María Wiesse Romero. Fue recibido como huésped del Gobierno, realizó una muestra individual de sus obras, conoció a pintores del movimiento muralista, y reforzó su pensamiento de darle una función social al arte y revalorar las tradiciones artísticas y culturales.
En México realizó numerosos grabados y xilografías, entre ellos uno de la Virgen de Guadalupe. En 1923 retornó a Perú y produjo sus obras La Hilandera y la Procesión el Señor de los Milagros. En 1924 representó el pasado colonial con imágenes de tapadas limeñas y una calle virreinal en la exposición con que se conmemoró el primer centenario de la Batalla de Ayacucho.
También ilustró las portadas de Cuentos andinos de Enrique López Albújar, e hizo la ornamentación mural de cuatro techos del Panteón de los Próceres.
En 1932 asumió la dirección de la ENBA, tras la muerte de Daniel Hernández, y fue el primero en promover modelos indios en clases de pintura. Así, el indigenismo desapareció del discurso político y quedó relegado a la pintura y literatura. Recibió múltiples homenajes, investigó la selva peruana y realizó obras inspiradas en imágenes selváticas. Publicó las investigaciones Mates burilados. Arte vernacular peruano (1945), Pancho Fierro (1945), y El toro en las artes populares (1949).
En  1946 fue director del Instituto del Arte Peruano, y tuvo como discípulos  a Camilo Blas, Teresa Carvallo, Enrique Camilo Brent y Julia Codesido
José Sabogal impulsó, revaloró y difundió el arte peruano, a través de sus obras pictóricas y sus trabajos de investigación. Falleció en Lima, el 15 de diciembre de 1956.