sábado, 28 de diciembre de 2019

Las santas inocentadas


Publicado en el diario oficial El Peruano el sábado 28.12.19


JOSÉ LUIS VARGAS SIFUENTES

Cada 28 de diciembre la Iglesia católica celebra el Día de los Santos Inocentes, en honor a los cientos de infantes menores de dos años que fueron asesinados en Belén por órdenes del rey Herodes.
Aunque se desconoce el origen exacto de esta conmemoración, es posible establecer que es bastante antigua, ya que el rezo y la fecha se encuentra en el Sacramentario gregoriano, cuya recopilación se hizo a fines del siglo VIII.
Sin embargo, sin que nadie recuerde por qué ni desde cuándo, el día es dedicado a la burla y a las bromas en perjuicio del prójimo más cercano, como lo hemos referido en una nota anterior. Decíamos entonces que en el Perú se hizo costumbre, por ejemplo, pedir dinero prestado en esa fecha, y al recibirlo, exclamar: “Inocente” y adiós deuda.
Lo curioso que ese tipo de bromas de mal gusto podían hacerse solo hasta el mediodía, pasado el cual ya no surtían tener ‘efecto’ o no ‘valían’. Una regla jamás escrita ni testimoniada por ningún cronista.
En un día como hoy se hacía gala de ingenio, viveza y malicia (‘criollada’, le dicen) para cobrarse la revancha contra alguien, poner en evidencia su torpeza, hacerle pasar un mal rato o evidenciar su inferioridad.
En cuanto a la celebración con bromas y carcajadas en muchos países europeos, algunos autores afirman que la tradición estuvo asociada con la ‘Fiesta de los locos’, que era celebrada por clérigos jóvenes durante algún día entre Navidad y Año Nuevo durante la Edad Media.
Eran fiestas carnavalescas, burlonas e irreverentes, en la que los jóvenes jugaban, bebían, comían en los altares, entonaban canciones sarcásticas y obscenas, hacían castigos graciosos, se disfrazaban y parodiaban a los sacerdotes; se colocaban las indumentarias al revés y hacían procesiones hacia atrás, entre otras cosas.
La conmemoración del Día de los Santos Inocentes se expandió por el mundo. En varias regiones las personas suelen disfrazarse, hacer danzas tradicionales y también hacer bromas a las personas que estén descuidadas o desprevenidas.
A diferencia de la forma en que se celebraba en el nuestro, en otros países se practican aún algunas bromas graciosas, como por ejemplo cambiar azúcar por sal. Es una broma clásica y consiste en cambiar el contenido del envase de azúcar por sal, con la recomendación que se haga a la hora del desayuno para que la persona caiga en la broma apenas iniciado el día.
Otra broma ‘sana’ es cambiar la hora del reloj. Se debe aprovechar un momento de descuido de la víctima para adelantar o atrasar las horas de todos los relojes a la vista. Esto hará que la rutina de la persona objeto de nuestra travesura vea alterada su rutina diaria, sin que se dé cuenta. Con las consecuencias subsiguientes.
Otra broma muy famosa y difundida en muchas regiones tiene relación con una moneda o un billete. Se trata de poner una moneda de alto valor y fijarla en el suelo con pegamento. Más de uno caerá en la trampa tratando de coger la moneda, sin lograrlo.
Si se trata de un billete –mejor si es de dólares o euro de alta denominación– se debe atar un hilo muy transparente y jalarla cuando la víctima intente recogerlo.
Ni qué decir del ‘baño ocupado’, que funciona excelentemente entre quienes trabajan en una oficina. Para llevarlo a cabo se debe utilizar un par de zapatos y un pantalón y dejarlo en el cubículo del baño. Quien requiera usar el baño creerá que hay alguien que se le adelantó y tendrá que esperar por un buen rato o dirigirse a otro baño más distante.
Otra broma es la llamada falsa. La tecnología actual puede ser una de las mejores aliadas (o ‘cómplice’, para el caso). Si se tiene un teléfono con whatsapp se puede hacer caer a más de una víctima que también posea un móvil inteligente.
Para ello, se debe utilizar la aplicación que permita realizar una habitual llamada telefónica realizada por una persona conocida de la ocasional víctima.
Actualmente, y por obra y gracia de las redes sociales, se pueden hacer una y mil bromas más. Solo recomendamos que sean de buen gusto para quien las reciba conozca luego que es simplemente una broma y que ha sido víctima de una inocentada, cuya intención era sorprenderlo y no hacerle pasar un rato desagradable.
Una última recomendación: al elegir a la persona-objeto de nuestra broma, tratemos de que sea alguien que acepte tomaduras de pelo y pueda ser el autor de una broma de la cual nosotros seamos el objeto de las suyas. Es su derecho a la réplica aunque tenga que esperar un nuevo Día de los Santos Inocentes.
No vale picarse, ¿de acuerdo?

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